Cascajal, terreno de mucho cascajo y guijo, es uno de los atesorados pueblos que pertenece al Municipio Mejía, ubicado en San Antonio del Golfo, estado Sucre. Cascajal linda con otros pueblos como San Juan de Cotúa, La Sábana, El Carmen, El Vigía, Los Mangos, La Placeta, Santa Isabel y otros particulares villorrios. La gente vive de la agricultura y de la paz que produce el sonido de sus quebradas y ríos, acompañado con el madrugador y sincronizado canto de sus gallos y guacharacas. El principal alimento es el maíz, el frijol, la caña de azúcar, entre otros. Justina Rodríguez es una de las tantas mujeres del pueblo, que conserva encendido su fogón. Las cachapas, arepas de maíz pilado y arepa raspada son realizadas por ella. Los pueblos del municipio Mejía, tienen su propia cultura y sus propios encantos, pero lo más impresionarte es la belleza y la variedad de pozas que poseen. La más imponente, referida por sus propios nativos – los hermanos Bermúdez Salamanca- es la poza de Los Toletes. Le siguen en atracción La Mina, El tigre (se distingue por su caliche, desprendido hace poco por la intensa humedad del sitio), El Murciélago, Varadero, El Carmen, El Guayabo y otras. Cuentan los moradores que no te puedes bañar en las pozas después de las cinco de la tarde por que puedes ser sorprendido por los encantados. El amigo Armando nos narra que más de una vez ha quedado embelesado por una encantada. » Una noche me encontraba en mi conuco y de pronto, en la oscuridad de ella veo una luz que se va acercando y cuando más me acercaba, más curiosidad sentía. La luz traía con ella una muchacha. Ella me miraba y yo a ella. Los dos sentimos una repentina empatía. La miré, la miré muchas veces, y ella hacía lo mismo. Hablamos mucho. De pronto, el encanto duró poco: desapareció sin despedirse. Quedé triste y enamorado de tanta belleza. Se lo conté a un tío y me dijo: era una encantada, lo que en otros pueblos se conoce como un duende.» La presencia de Los encantados forma parte de la historia y cultura de Cascajal. La primera información al turista es la leyenda y presencia de ellos. La historia que más ha conmovido al pueblo de Cascajal es la del señor Saturio Suárez, agricultor, quien después de una larga jornada por sus conucos y al regreso a su casa con su burro fue embestido por una tormenta en plena llanura. El confiado agricultor con su burro seguía atravesando el río Tacarigua que pasa por la poza Varadero para luego desembocar en Cariaco. La corriente del majestuoso río empezó a cubrir las patas del pobre animal hasta que fueron debilitadas por la fuerza natural del río. El cuerpo del anciano agricultor fue encontrado tres días después en La Poza El Carmen. No obstante, otras familias cuentan que una encantada se lo llevó por transitar las pozas después de la cinco de la tarde. A Saturio acompañado de una encantada y de su fiel compañero lo han visto bañarse en las pozas de Cascajal.

                                                                                             Sor Elena  Salazar, escritora.

2 comentarios

  1. Maravilloso relato, los pueblos y sus cuentos o anécdotas reales hacen adentrarnos y sentirnos en el lugar.
    Me encantan las vivencias de nuestros pueblos autóctonos, de los cuales casi nos hemos olvidado ante el trajín tecnológico y sibarita que a muchos arropa.

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