Paradigma Manuel Avila

Se está muriendo nuestra gente por enfermedades pendejas, por cuestiones tontas porque la red hospitalaria y el sistema de salud está quebrado. Eso está ocurriendo y aquí no valen ideologías, ni partidos, ni corrientes políticas, ni nada que se parezca a la patanería de los seudo líderes que frene esta desgracia que le cayó encima a los venezolanos.
Perdieron los políticos la dirección, el rumbo y se niegan a entender las dimensiones de la crisis de la salud en todo el país. Pero es que se niegan los gobernantes a mirar de cerca el panorama complejo de la salud que se está llevando apresuradamente a muchos que todavía tienen mucho que dar por nuestra patria. Es una vaina loca que no se detiene y que en estos años de pandemia hemos visto reflotar las crisis de la salud como el problema más supremo de los venezolanos.
Los hospitales se quedaron sin sus mejores profesionales de la medicina porque nuestros mejores médicos se fueron al exterior porque los sueldos miserables no les permitía vivir como la gente. Nos quedamos con muy pocos médicos de calidad y los espacios hospitalarios que vieron el tránsito de los mejores galenos por sus espacios, ahora ven la fuga de cerebros que se han ido a otras latitudes a laborar para poder vivir. Y me consta que grandes figuras de la medicina acorralados por el hambre y la necesidad han salido hasta por los caminos verdes a buscar futuro en otras naciones y con el dolor en el alma de no poder continuar el legado social que llevan en su alma.
Más nunca se verán las discusiones sanas que tenían en el Hospital “Luís Ortega” los grupos de traumatólogos como Chicho Silva, Fernando Bonmatí, Rodríguez Cubero, Marcano, Rondón y tantos otros que heredaron el legado de Loaiza, Orcelis y Mata. Tampoco veremos más nunca cardiólogos del nivel de Cheo Herrera, Inés Martínez, Arturo Rodríguez, Osnaldo Leiva, Camejo, Pedro Méndez, Eddy González. Más nunca veremos oftalmólogos del nivel de Raimundo Encinas, Rafael Romero, Guerrero, y otros. Ahí no veremos más nunca un especialista en cirugía de torax como Freddy Figueroa o un reumatólogo como Mauricio Salazar, ni a cirujanos como Brígido Arocha, ni neumonólogos como Luís Ernesto López e Ibrahín Velásquez. No verán más nunca a Lorenis Rosas, una anatomapatóloga de lujo. Todos esos médicos de lujo se esfumaron del hospital para dejar atrás sus sueños de hombres y mujeres que apostaron a la salud en Margarita. Y no dudo que los galenos margariteños sufrieron para tomar esa decisión de dejar de atender a la gente en el Hospital “Luís Ortega” porque me consta la calidad humana de nuestros profesionales de la medicina que graduados en universidades nacionales unos con honores y otros con grandes calificaciones tuvieron que dar grandes zancadas para poder entrar a estos espacios de la salud.
Ahora le corresponde a mi amigo Osnaldo Leiva, eminente cardiólogo margariteño y asuntino con vocación de servicio y pasión por la medicina ocupar la Dirección de Salud de la Gobernación de Nueva Esparta, asumir el reto de impulsar la salud de la región. Tremendo reto para el amigo y compañero de la vida. Ojalá Dios quiera que vengan los recursos del nivel central y que mejoren las relaciones con los organismos del gobierno para que le entreguen al Gobernador Morel Rodríguez Avila los recursos y beneficios para empujar el sistema de salud en la región. Es necesario que desde el Gobierno Nacional empiecen a ver que la salud se descompuso porque no dotaron más nunca las instituciones y ahora corresponde al paciente pagar hasta los materiales para realizar una intervención quirúrgica. A eso hay que agregarle que los sueldos de los médicos son de terror y ni se diga de las enfermeras y del personal obrero y administrativo. Y es que con esos salarios nacionales se terminó de hundir el futuro de la salud en el país. Es por esa razón que la calidad de la medicina se vino en barrena hasta chocar con la nada y hoy día los que van a los hospitales van a la buena de Dios a la espera que les corresponda un médico que esté cerca del conocimiento de la medicina y no de la piratería.
A ese panorama desolador hay que agregarle que la infraestructura física de los hospitales se ha venido deteriorando con el paso del tiempo y salvo algunas mejoras en las plantas físicas las dotaciones hospitalarias forman parte de los sueños revolucionarios del pasado.
Se nos muere la gente en medio de una pandemia brutal que ha arrasado con la salud de una sociedad enferma que ojalá algún día tenga la suerte de tener un gobernante que imite a los mandatarios más exitosos del mundo en cuanto a las políticas sociales. Y es que el venezolano tiene derecho a la salud como reza nuestra Constitución y que no se cumple de ninguna manera.

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