Ernesto Sánchez Carmona

Sobre la obra inédita “Bolívar y Margarita”, del profesor Carlos Landaeta Mérida

Uno de los temas que impulsó a Carlos Landaeta Mérida a realizar esta investigación, fue el incorrecto concepto de “expedición de Los Cayos”, cuando se refieren al apoyo irrestricto del presidente de Haití Alexandre Pétion y destacados miembros de la sociedad haitiana en el proceso de independencia de Venezuela, a nuestro Libertador Simón Bolívar. Efectivamente, de Haití salieron dos expediciones de sus puertos: La primera, desde Los Cayos de San Luis y la segunda de Jacmel y en ese sentido, expone:

SEGUNDA EXPEDICIÓN DE HAITÍ

Nuevamente Haití, cuyo protagonismo es el  puerto de Jacmel, eslabón inicial en nuestra historia, cuando el  Precursor de nuestra independencia, el General Francisco de Miranda, con la ayuda de Alejandro Pétion, partió el 12 de marzo de 1806, en el navío “Leander” en cuyo mástil se izaron   dos banderas, una, conocida como la “Naval de Miranda”; y, la otra, como el “Bandera Madre”, utilizadas en la expedición libertadora. Desembarcó el 3 de agosto de 1806, en la costa de La Vela de Coro, adscrito a la jurisdicción de la Capitanía General de Venezuela, ondeándose el segundo pabellón, conformado por los colores azul, amarillo y rojo en los lugares más destacados de la ciudad, entre otros,  Fortín San Pedro y en la torre de la iglesia parroquial -actual catedral-.

    [1) [2]

Protagonismo, que nuevamente se reproduce, diez años después, encontrándose Bolívar en Puerto Príncipe -Port au Prince-,, situado en la costa meridional de Haití,  denominado puerto de  Jacmel, donde había arribado procedente de Jamaica en el bergantín “Indio Libre.”

En esta oportunidad, Bolívar llega a ese muelle el 6 de diciembre de 1816 prácticamente solo en comparación con su primera llegada a Haití. Disponiendo de la presencia de algunos compañeros; no hay conflictos ni personas adversas. Paul Verna, en su libro “Pétion y Bolívar”[3], nos dice, que Bolívar, mientras estuvo en ese localidad, se instaló en casa de Thomas Christi y su hermana Scirthe, con gran agrado durante doce días, rodeado de un grupo de amigos y parientes de los anfitriones, compartiendo experiencias. Entre ellos, se distinguen dos que le habían servido de agentes en la localidad de Jacmel, los señores Jatsram y Douge Auré, quienes lo mantenían informado sobre los sucesos más importantes, además de haberlo ayudado durante su estancia en Puerto Príncipe también, tuvo el reencuentro con su viejo amigo Robert Sutherland. Igual, con varios de sus fieles amigos y viejos compañeros patriotas.

Bolívar instalado en Puerto Príncipe le escribe al Presidente, Alejandro Pétion, una larga carta fechada 4 de septiembre de 1816, en perfecto francés, donde, luego de anunciarle su llegada, le hace un breve relato de las vicisitudes sufridas durante el trayecto, comprendido desde su partida el 31 de marzo de 1816 del Puerto de San Luis de Los Callos, conocida como Primera Expedición de Haití, con la consiguiente llegada a Margarita, su paso por Carúpano, el cumplimiento de su promesa de ofrecer la libertad a los esclavos; y la nefasta experiencia sufrida en Ocumare de la Costa, que lo conllevó nuevamente a regresar a esa insularidad, refiriéndole en conclusión:

“En el estado en que me hallo ¿podré aspirar a la protección de V.E.? ¡Sí, señor Presidente.¡ Confío de que V.E. no me abandonará al destino que me abruma. V.E. es suficientemente magnánimo para continuar sus generosidades hacia mi Patria. Si ella no puede obtener más nada de V.E., al menos me atrevo a confía en que V.E. me facilitará los medios que estén a su alcance para que pueda trasladarme a los Estados Unidos de América, o a Londres, o a Méjico, o a Buenos Aires, para solicitar alguna protección con el objeto de liberar a Venezuela y a la Nueva Granada.”

Y remata con esta súplica:

“Abuso sin duda de las bondades con que V.E. se ha dignado honrarme. Pero si V.E. conociese mi situación, no encontraría extraña mi importunidad. Aguardo aquí la respuesta de V.E. como el postrer decreto de mi existencia política.”[4]

Por su parte, el Presidente Pétion, no vaciló en seguir ayudando a Bolívar y en una carta fechada en Puerto Príncipe el 7 de setiembre de 1816, le reitera su incondicional apoyo y amistad, respondiéndole:

“He recibido la carta que V.E. me hecho el honor de escribirme con fecha 4 de este mes y con más entendimiento que puedo explicar,(…) Así, en las grandes como en las pequeñas empresas, una fatalidad inexplicable se une regularmente a las más sabias combinaciones de donde proceden reversos imprevistos….”

“V.E. acaba de experimentar esta dura y triste verdad . Pero si la fortuna inconstante ha burlado por segunda vez la esperanza de V.E. en la tercera puede serle favorable (…) y si yo puedo en algún modo disminuir la pena y contento de V.E. puede desde luego contar con cuanto consuelo de mi dependa. En consecuencia, ruego a V.E.venga a este puerto donde tendremos algunas conferencias particulares.” [5]

Por otra parte, Bolívar en Haití se sentía vencido y decepcionado por los escollos del descredito,   “…viendo con lastima los desatinos de Bermúdez: la inquietud y desasosiegos de Mariño, que cedían  á los sueños de ambición que siempre le dominaron; la perversa condición, en fin, de  aquel pueblo que, poco embarazado de sus deberes, les pagaban, males por bienes  y le devolvían afrentas por servicios.[6]

No obstante, que en sus propio país sus compañeros de luchas le negaban apoyo, argumentando falsos positivos en su contra, para justificar traiciones y empañar su honor. En cambio, fuera de esas fronteras, en Puerto Príncipe, recibió una carta de un insurgente español, Francisco Javier Mina,[7] quien sentía una gran admiración por Bolívar, cuya fama de noble ideales e indiscutible militar lo presidian en Europa y cuyas loas era reiteradamente repetida por Pétion. Grandes reconocimientos y virtudes, que le permitieron a Mina a invitarlo a unírsele para reiniciar la revolución mexicana en contra del Virreinato español, contando con hombres y armas suministrados por las ciudades de Estados Unidos, “algo que Bolívar nunca  había logrado para su causa.” Prometiéndole, que alcanzado ese objetivo, le suministraría “un vasto ejército de mexicanos libres que lo ayudarían a liberar su tierra.” Bolívar impresionado no descarto esa invitación  y “comenzó  a darle vueltas a la a posibilidad de ayudar a  Mina [8], pero cuanto recibió noticias de Venezuela desistió de hacerlo.

Rechazo categórico de nuestro Libertador, de unirse a ese proyecto extranjero, cuando tuvo conocimiento sobre la anarquía imperante en Venezuela por los más destacados líderes del ejército patriota, que se adjudicaban una franja de poder caudillista, combatiendo al enemigo de manera aislada y sin un punto de unión entre ello, así: José Antonio Páez en los llanos occidentales, comandaba la sabana, “había logrado la increíble proeza de conquistar los llaneros de Boves para el lado republicano”, pero no se consideraba aliado de nadie; Santiago Mariño y Francisco José Bermúdez habían logrado “importantes victorias cerca de Cumaná. Sin embargo, Juan Bautista Arismendi detestaba a Mariño; Manuel Piar, en las selvas de Guayana había logrado grandes éxitos, pero “tenía celos de sus propios coroneles y en un ataque de resentimiento los había despachado a todos a lugares remotos. “Y Mac Gregor, se disgustó con Piar “… y aun se alejó de Costa firme para no volver más durante la guerra de independencia. Piar se enceló de Monagas y lo separo de su división, lo mismo  que al Coronel Parejo (…) Cedeño obraba en Guayana, pero nada se sabía de él. Era evidente que faltaba un centro de actividad y de inteligencia en el País…”[9]  En consecuencia, un desastre.

Y  tras haber logrado Bolívar en esta nueva oportunidad el apoyo del Presidente Alexander Pétion paladín de la libertad, gran amigo y benefactor. También de Suherland que desde una posición pragmática entendía el beneficio que “con Bolívar a la cabeza de Hispanoamérica, Haití tendría un sólido socio comercial”.[10] Así como, la carta recibido del General Juan Bautista Arismendi, fechada 22 de setiembre de 1816, que le fue entregada por Francisco Oliver, donde lo insta a retomar a Venezuela y retomar su mando como Jefe Supremo del Ejército patriota, reconociéndole su liderazgo en la revolución en curso, pero fragmentada, donde se estaba corriendo el riesgo de perder lo alcanzado en ese movimiento independentista, le ponía a su disposición la balandra “Bruja.” Seguidamente el 27 de septiembre los Jefes del Ejercito del Centro, también requieren su presencia y liderazgo, mediante correspondencia entregada por Francisco Antonio Zea, poniendo a su disposición la goleta “Diana”, armada en guerra y “… olvidarse para siempre de las escenas lamentables de Güiria. Así como Luis Brión, reclamaba a Bolívar como “La Primera Cabeza de La Guerra.” [11]

Por otra parte, los estragos de la anarquía reinante en el País, por el exilio en Haití de Simón Bolívar, quedó reflejado en los apuntes históricos del Libertador, cuando hace referencia a lo escrito por el Antonio José de Sucre al General William Miller[12]  donde se lee lo siguiente:

 Es un hecho curioso, que el aislamiento en que están las guerrillas patriotas era tal y tan completo, que durante muchos meses, no tenían noticias unos de otros, sosteniendo sus armas cada cual para la libertad de su pueblo o su provincia.[13]

En efecto, el Libertador como un visionario y líder indiscutible, capaz de unir esas voluntades, tuvo la sabiduría y la astucia de elevarse sobre ese pasado de traiciones y adversidades. Consiente estaba, que su ingenio, le permitiría sortear tales adversidades, desavenencias y disgregaciones. Porque, en conclusión, todos esos patriotas tenían un objetivo común, la definitiva liberación de Venezuela del yugo español. Debiendo reconocerles a que a pesar de las discrepancias y desuniones entre los referidos milicianos, de una forma oblicua y anárquica, habían logrado mantener la llama ardiente de la independencia de Venezuela.

Y Bolívar con la perspicacia de su grandeza intelectual el mismo 18 de noviembre de 1816, le escribió una carta más personal a Santiago Mariño, para felicitarlo por la ocupación de Cumaná, manifestando: “General, yo soy su mejor amigo.” Por desgracia, sus amigos no son los míos, de aquí nacen todas las alteraciones que hemos sufrido y que espero no volveremos a sufrir, tanto para salvarnos como para salvar a nuestra querida patria.”[14]

Participándole a Mariño esta nueva expedición así como, también en víspera de su partir de Jacmel, le escribió dos cartas fechadas, 20 de diciembre de 1916, la primera a Pedro Gual, residenciado en Filadelfia informándole sobre su próxima partida a Venezuela y solicitándole sus buenos oficios para aventajar relaciones comerciales con los Estado Unidos. Y la segunda  al canónigo José Cortés de Madariaga, que se encontraba en Jamaica, junto con el jurista Juan German Roció, Juan Pablo Ayala y Juan German Paz de Castillo, comunicándole también su partida e invitándolo a reincorporarse a la causa independentista.[15] De igual manera, en un intento  ferviente de construir alianzas estratégicas, les dirigió comunicaciones a Piar, Monagas, Zaraza y Cedeño, porque estaba consiente que necesitaba de esos apoyos, que de una forma u otra habían mantenido la revolución con vida. Reconociendo que era necesario contar con ese círculo de caudillo militares, por demás, testarudos irritables y de volubles voluntades, para incorporarlos a la causa común de su campaña revolucionaria, porque consciente estaba de la necesidad de aunar voluntades en la causa común que debía tener una sólida disciplina.[16]

En esa oportunidad, se entera del naufragio ocurrido a Luis Brión en el Norte, y su llegada a Kingston, con grandes necesidades y sin recursos. Varias cartas se cruzan entre ellos, primero para solucionarle sus problemas y luego coordinar la nueva expedición de Jacmel.  En efecto, en diciembre de 1816 Bolívar recibe en Puerto Príncipe al almirante Brión y Agustín Gustavo Villeret o Villaret, provenientes de Los Cayos de San Luis, donde una vez recibido por orden de  Pétion el material de guerra requerido, habían organizado la escuadra de esta nueva expedición para combatir al enemigo español apostado en Venezuela.

El 5 de diciembre Bolívar antes de partir de Puerto Príncipe, se despidió del General Ignacio Marión, su principal colaborador en la primera expedición, conocida como la Expedición de Los Callos de San Luis, con estas palabras:

Próximo a emprender la marcha para mi país a fin de consolidar su independencia, faltaría a la gratitud si no me apresuraría a tener la honra de dar a Ud. las gracias por todas las bondades que ha prodigado Ud. a mis compatriotas. Y luego continúa: “Si los favores atan a los hombres, no dude Ud. General, que yo y mis compatriotas amaremos siempre al pueblo haitiano como a los dignos jefes que lo hacen feliz.[17]

Llega el día de partida, y por fin el 21 de diciembre de 1816, Bolívar deja por última vez la tierra haitiana, zarpando rumbo a Venezuela desde el pequeño puerto de Jacmel, en el bergantín “Diana”, seguido por seis goletas más, bajo el mando del Capitán de fragata Agustín Gustavo Villeret, apertrechado todo ese contingente con un notable armamento bélico y los ánimos en alto por el vinculante grado de unión y compromiso de esos valientes guerreros, con los ideales patriotas de su líder indiscutible, Simón Bolívar, el “LIBERTADOR” quien con su don de liderazgo y mando era el único inspirador notable, que podía conciliar la fragmentada revolución independentista y conducirla a los laureles de la gloria,  “VENEZUELA LIBRE.”

Según Paul Verna, en su citado libro “Petión y Bolívar,  reseña que cuando el Libertador partió del puerto de Jacmel, el Presidente de Haití Alexander Petión le obsequió una la bella espada, conocida como “La Espada Libertadora de Haití”, manifestándole: «Pido a Usted, que cuando llegue a Venezuela, su primera orden sea la Declaración de los Derechos del Hombre y la libertad de los esclavo. ¿Cómo podéis fundar la Republica, le dijo existiendo la esclavitud? Bolívar se lo prometió, añadiéndole: “no me pidáis ese acto de justicia como recompensa de vuestras liberalidades, sino como una diligencia feliz de mi destino”.[18] Toda una metáfora de los lazos revolucionarios que se habían forjado con gran respeto y admiración entre Pétion y Bolívar.

[19]

La «Espada Libertadora de Haití» no tenía mayores detalles ornamentales; pero sí de un metal de excelente filo y calibrado peso, con su empuñadura de bronce que ostentaba el escudo de Haití, y que acompañó a Simón Bolívar durante toda su Gesta Libertadora en variados y diversos combates cuando condujo a su tropa implacable a la gloria de la victoria. En efecto, lo protegió desde su partida de Jacmel en 1816, hasta Lima en 1824, cuando se la regaló al general Jacinto Lara, quien había sido el participante constante de los ideales bolivarianos iniciados en Caracas en 1810, que a través de los tiempos, culminó en Perú en 1824, ostentando el título de comandante de la división colombiana auxiliar del Perú.[20]

Bolívar en esta Segunda Expedición de Haití, estuvo acompañado de su Estado Mayor, su edecán William C. Chamberlain, Francisco Antonio Zea, su secretario José Gabriel Pérez, su sobrino Guillermo Palacios, el comandante Felipe Estévez y el resto de un nutrido grupo de expedicionarios, arribando todo ellos, diez días después el 28 de diciembre a las costas de Juangriego de la isla de Margarita, con el objeto de librar en forma definitiva y contundentemente la guerra independentista, dándose inicio definitivamente, a la etapa conocida como la Tercer República.

Bolívar antes de desembarcar en Juangriego, hizo venir a bordo a José María Guerra persona de su gran confianza, quien después de una larga conversación sobre cuanto ocurría, desembarcaron juntos en esa hermosa insularidad, siendo recibido en esta oportunidad por el coronel Francisco Esteban Gómez, jefe del gobierno dela Provincia de por delegación de Arismendi, quien había pasado con un importante contingente a brindarles apoyo a los patriotas apostados en la ciudad de  Barcelona.[21]

  [22]

Y resaltando el contenido de la inspiradora carta dirigida por Bolívar al General Juan Bautista Arismendi, fechada 18 de noviembre de 1816, en la cual, de manera magistral, con la retórica de su extraordinario verbo, le reconoce a éste pueblo insular su meritorio aporte en la etapa  emancipadora del despótico colonialismo español, donde resalta el heroísmo margariteño con la  trascendencia de memorias históricas, así:

 “Reciba V.E. la más cordial, sincera en hora buena por la libertad absoluta de esa isla inmortal, tenga V.R. la bondad de trasmitir mis sentimientos de gozo por tan feliz suceso a cada uno de los ilustres margariteños. Cuantos lean la historia verán con admiración el jefe y sus habitantes que han hecho tantos prodigios de valor, constancia y sufrimiento. Nadie les disputará el derecho de ser libres, ni se atreverá a turbar la tranquilidad que han reconquistado con tanto heroísmo. Yo confieso francamente a V.E., que al recibir la noticia de la evacuación de los españoles del puerto de Pampatar, ha experimentado mi corazón una sensación tan extraordinaria de placer, como la que habría experimentado si me anunciasen la absoluta libertad de la América.”[23]

Bolívar no se detiene en Juan Griego, sino que pasa ese mismo día a la Villa del Norte, Santa Ana, para alojarse nuevamente en la casa familiar del General Policarpo de Mata y de su hermana Petronila de Mata de Gómez. Instalado su Cuartel General en esa locación donde organizó, planificó y desplegó estrategias y el manejo de la información obtenida sobre los movimientos del adversario; pues, tenía noticias sobre el arribo de una notable incursión española, que se aprestaba a recuperar las colonias insurrectas. Esta segunda expedición procedente de Haití a las costas de la isla de Margarita, fue erróneamente, llamada “Segunda Expedición de Los Cayos”, cuando lo correcto, es denominarla “La Expedición de Jacmel.”

Ese mismo día, 28 de diciembre de 1816, Simón Bolívar instalado en el Cuartel General del Norte de Margarita, diciembre 28 de 1816,  con la retórica de un conveniente lenguaje, propio de su genialidad política y consiente de las cuestionadas divisiones existentes en el contingente patriota, expresó, con el fin de trasmitir un ambiente conciliador y superar resentimientos por enconos del pasado: “Los Generales y  los ejércitos por el órgano del general Arismendi me han llamado. Vedme aquí, Venezolanos. Vengo a la cabeza de una cuarta expedición con el bravo Almirante Brión; a serviros, no a mandaros.” Leyendo de seguida la Proclama siguiente:

¡Venezolanos! Vosotros me habéis confiado la autoridad en los dos últimos periodos de la Republica. Vosotros me habéis obligado á subir al tribunal y á combatir en el campo. No he podido llenar á la vez  tan opuesto destinos. La patria ha sufrido en la administración y en la guerra. Vencedor, no he podido alcanzar los frutos de la victoria por atender á los cuidados del Gobierno. La justicia,  la política y la industria han sufrido cuando me he ocupado en defenderos. Así, una necesidad imperiosa exige de vosotros la inmediata instalación de un Congreso para que tome cuenta de mi conducta, admita la abdicación de la autoridad que ejerzo y forme la constitución política que debe regiros.

Venezolanos: Vosotros habéis sido convocados por mí desde el mes de Mayo, para constituir un Cuerpo Legislativo, sin prescribiros  restricción alguna, autorizándoos  para escoger la época y el lugar. No lo habéis hecho: los sucesos de la guerra os lo han impedid; pero ahora debéis apresuraos á ejecuarlo como las circunstancias lo dicten. La patria ha estado y estará frecuentemente en orfandad, en tanto que el magistrado sea un soldado.

(…) Si aquellos que fueron legítimamente constituidos por los representantes de los pueblos en el primer periodo de la República, existiesen libre y entre nosotros, les veríais ocupar las dignidades que les fueron conferidas; pero la más deplorable realidad nos priva de los servicios de estos funcionarios. Los más se hallan ausentes, muchos oprimidos, muchos muertos y otros traidores. No obstante su autoridad ha prescrito, habiendo terminado sus funciones (…) Ellos no aparecen en el seno de la patria libre; es pues indipensable reemplazarlos.

¡Venezolanos! Nombrad vuestros diputados al Congreso. La Isla de Margarita está completamente libre: en ella, vuestras Asambleas serán respetadas y defendidas por un pueblo de héroes, en virtud, en valor y en patriotismo. Reuníos en este suelo sagrado, abrid vuestras sesiones y organizaos según vuestra voluntad. El Primer acto de vuestras funciones será señalado por la aceptación de mi renuncia.”! Simón Bolívar.  [24]

El día siguiente, el 29 de diciembre de 1816, le escribe a Santiago Mariño, donde comienza por ponderar al Jefe oriental sus vínculos de afecto como compañero de ideales, y luego de algunos recuerdos importantes como los de Carúpano y Cartagena, y los más recientes de Güiria, le reitera su amistad más franca. En esta carta, también le refiere, que enterado de la prisión y los sufrimientos de la señora Petronila, esposa del coronel Gómez, le solicita que interceda ante el realista Pablo Morillo por esa heroína y en ese sentido le expone:

 “Recomiendo a V. muy particularmente a la ciudadana Petronila Mata, mujer del ciudadano coronel Gómez, para que procure Ud. canjearla por cualquiera persona, y principalmente por cuatro o cinco señoras que están aquí y son esposas o pertenecen a españoles o sus partidarios.”[25]

[26]

Lamentablemente, esta negociación no fue aceptada por el General Pablo Morillo y Petronila continuó su cautiverio hasta el año 1817, cuando fue liberada. La reconocida peligrosidad de  nuestra adalid, la calificaba como muy comprometida con la insurrección, por eso para la Corona de España, la negativa a intercambiar a Petronila de Mata, no fue una oferta tentadora para la causa realista.

Luego de estas actividades, Bolívar continuó su viaje hacia Barcelona enfrentando al General español Pablo Morillo. Sin embargo, encontrándose en grandes apuros frente a ese capacitado enemigo y ante la posibilidad de ser vencido, solita apoyo de sus compañeros de armas,  interviniendo oportunamente Rafael Urdaneta, Santiago Mariño y Francisco José Bermúdez, logrando en consecuencia vencer al enemigo. Bolívar con el objeto de conciliar las viejas deslealtades, de Bermúdez, en la tarde del 9 de febrero de 1817 efusivamente le manifestó: ¡Vengo a abrazar  al libertador del Libertador! Quien conmovido por la generosidad de Bolívar grito ¡Que viva la América Libre![27]

Y así fue como Bolívar, con gran paciencia e ingenió, logró unir el contingente del Ejército Patriota bajo su único mando, obteniendo la conciliación de sus fieles e incuestionables seguidores como Sucre, Arismendi, Lara, Urdaneta, Páez con sus detractores como: Piar, Bermúdez y Mariño. Por considerarlos a todo ellos, personajes importantes y necesarios en el desenlace emancipador, como soldados valerosos el Ejercito Libertador; de igual forma, siempre distinguió y apreció al componente militar de la Legión Británica, y de tantos otros soldados y militantes, que en el transcurso de los tiempos y espacios se les fueron sumando y combatieron a su lado en diversas contiendas y cruentas batallas a todo lo ancho y largo del territorio nacional, venciendo con gran coraje y determinación al enemigo español hasta alcanzar el camino a la gloria cuando bajo su única autoridad como un indiscutible Jefe Supremo de ese Ejercito vencedor logró en la  Batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821, vencer contundentemente  al ejército español bajo el mando del mariscal de campo Miguel de lc a Torre.

Dicha batalla de Carabobo, significó la liberación de Caracas y la mayor parte del territorio venezolano, convirtiéndose en un triunfo crucial, donde la genialidad de Simón Bolívar fue evidente. Porque en efecto, logró unir todas las lealtades en un sólo clamor, donde las ambiciones personales de viejas datas, quedarán momentáneamente superadas, por un objetivo común “Venezuela Libre”, destacándose con gran preeminencia nuestro Libertador, como un gran estratega militar y un habilidoso líder.

Sin embargo, es de gran pertenencia, incluir sólo un párrafo del discurso del historiador y amigo, Ernesto Sánchez Carmona, quien con el ingenio y sus conocimientos históricos, sobre nuestros anales, de manera magistral pronunció su discurso, durante la VII Reunión de Presidentes de las Sociedades Bolivarianas de Venezuela, celebrada en Margarita durante el año de 2005, y expuso lo siguiente.

“Se empeña Bolívar en conocer a su pueblo, cabalga hacia el sur de esa parte de la isla y visita Tacarigua. Allí la gente es muy especial, y las mujeres, sobre todo las mujeres, se entregan al líder en mente y causa. Ofrecen sus prendas y a sus hijos para la causa libertadora. Reconoce las necesidades y las angustias de los pobladores. Conoce a la Virgen del Valle, escondida en la villa de Santa Ana del Norte. Reconoce que ellos están dispuestos a vencer o inmolarse. Se empapa de la fuerza de resistencia y rebelión de los margariteños. De allí pasa a La Asunción, Los Robles y Pampatar. Comparte en pocas horas, jornadas intensas de contactos, toma decisiones y percibe los peligros a los que se expone este bravo pueblo. Se embarca en la goleta “Diana”, el 29 de diciembre de 1816, hacia Barcelona; no sin antes, mirar profundamente a la isla que no volverá a mirar sino en el recuerdo. Se marchó impregnado de insularidad y admiración. Reconoció en esta gente, la victoria de la causa de la Independencia”[28]

En resumen, fueron tres momentos diferentes, como lo expresé al principio de este ensayo; uno frustrado, pero dos exitosos. Fueron en total veinticuatro días la permanencia del Libertador en suelo margariteño, poco tiempo; pero, suficiente para trascender, para haberse compenetrado en la raíz profunda de este pueblo insular; y, no olvidar nunca, su aporte a la Independencia de Venezuela, como lo expresa meses después, Bolívar en su Proclama del 1° de setiembre de 1817, al conocer el triunfo margariteño en la Batalla de Matasiete:

“Muchos de nuestros ilustres compañeros de armas han fallecido, pero su sangre ha sellado vuestra libertad, y hecho vuestro nombre más espantoso a los tiranos. Estos jamás olvidaran que Margarita prefiere la muerte a la esclavitud, y que es más fácil exterminar que conquistar a sus habitantes. Reciba, en nombre de la república y de vuestros compañeros de armas, el tributo de admiración debido a un pueblo resuelto a ser libre o perecer. Margaritanos, vuestro mote será es libre el que se resuelve a serlo.”[29]

Margarita heroica, con sus hombres y mujeres hicieron sacrificios y dieron su vida por su libertad y por el sentido de pertenencia con su  amada insularidad, defendida con intrepidez en precarias condiciones, frente al bien equipado y veterano ejército español, porque su mejor armamento fue el honor y el coraje de su estirpe, que le mereció su distinción  como  “Nueva Esparta”, parangonándose con aquella Esparta griega, incólume, heroica, erguida, que se distinguió en la historia por el valor de sus habitantes. Heredera de los sueños de libertad, tejió su propio destino y sirvió de ejemplo para todas las naciones; pues, sus hazañas históricas, llegaron a ser leyenda y mito, leyenda e historia … ¡una leyentoria!

Esta obra, hasta ahora inédita, es una pieza magistral, que debe ser difundida y publicada íntegramente, para que trascienda el hermoso legado de Carlos Landaeta Mérida y podamos seguir teniendo … UNA HISTORIA QUE CONTAR …


[1]  Bandera Naval de Miranda. Enarbolada por primera vez en el mástil de la corbeta “Leander” que partió del puerto haitiano de Jacmel, en la expendición liderada por el General Francisco de Miranda hacia las costas venezolanas, arribando  a  Coro, hoy estado Falcón. Presentado de forma rectangular con un fondo azul, simbolizando el cielo y mar, en su lateral izquierdo superior surge un sol como imagen de la libertad Americana y le sigue en descenso de la derecha la faz de la luna en color blanco, como el declive del poderío español; y en el superior tiene un gallardete rojo con la divisa: «MUERA LA TIRANÍA VIVA LA LIBERTAD». Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki.

[2]Bandera Tricolor de Venezuela. Conocida como  “Bandera Madre” 12-03-1806- ideada por el Precursor de la Independencia, el General Francisco de Miranda Rodríguez,  formada por tres franjas horizontales con  los colores primarios del arco iris: azul, amarillo y rojo, izada en el mástil del  buque  insignia, «Leander», que partió del puerto  de Jacmel -Haití-,  arribando a Coro el  03.08-1806, actual estado Falcón. Ob. Cit. https://es.wikipedia.org/wiki. 

[3] VERNA, Paul. (2018) Petión y Bolívar. Caracas: Bicentenario de Simón Bolívar.  Ediciones de la Presidencia de la República de Venezuela

[4] Escritos del Libertador, Tomo XV, Págs. 350-353.

[5] Libro BOLÍVAR y PETIÓN Trece Cartas 1816-2016. Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario del año 1816. Colección Unidad Nuestra América. Fundación Centro Nacional de Historia, Ministerio del Poder Popular para La Cultura. Primera Edición. P. 39.

[6] LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. New York, USA: Andrés Cassard (1885). Imprenta Eduardo O. Jennis. Tomo I. P. 440.

[7] MINA, Francisco Xavier o Javier. Nació e Idocín, Navarra, España en 1789 y murió en  México, 1817. Guerrillero español. En el transcurso de la Guerra de la Independencia Española de la invasión de Napoleón Bonaparte -1808-1814-. Sus acciones guerrilleras le ganaron fama de buen estratega, no obstante fue hecho prisionero en marzo de 1809 por adversar a Napoleón Bonaparte, recuperó su libertad. De ideas liberales, rechazó la política absolutista del rey Fernando VII, una vez repuesto en el trono de España tras la derrota y retirada de las tropas francesas. Después de un fallido alzamiento contra el monarca español marchó a Londres. Convencido que en América podría continuar su lucha contra Fernando VII, desembarcó, en mayo de 1816 en América viajando a Haití en donde el general Alexandre Pétion le proporcionó ayuda, asimismo se reunió con el General Simón Bolívar. Luego se dirigió a México donde desembargo el 15.04.1817, identificándose con los independentistas fue derrotado y hecho prisionero en el rancho El Venadito, siendo fusilado el 11.11.1817. Desde el 1.09.1910, sus restos descansan en la Columna de la Independencia, frente al altar mayor de la Catedral de México, junto con Hidalgo, Morelos y Allende, considerados “Padres de la Patria”. Disponible: https://www.biografiasyvidas.com.

[8] ARANA, Marie (2019) “Libertador de América BOLÍVAR. Bogotá, Colombia: Penguin Random House Group, Editorial S.A.S. P.251

[9] Ibíd. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. P. 444.

[10] Ob. Cit. ARANA, Marie (2019) “Libertador de América BOLÍVAR. P. 251.

[11] Ítem. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. Pp. 444-445.

[12] MILLER,  William. también llamado Guillermo Miller en Hispanoamérica, Nació el 12.12.1795 en Wingham, Inglaterra y murió en 1861 en Lima, Perú. Militar británico que contribuyó de manera sobresaliente en la guerra de independencia de Chile y Perú. En 1817, como muchos de sus compatriotas emigró hacia América del Sur en busca de gloria y fama. Llegó a Argentina  y se enrola en las huestes patriotas. Con el grado de capitán de Artillería atravesó la cordillera con el Ejército Libertador de los Andes, el cual lograría la independencia de Chile. En 1824 el Libertador Simón Bolívar lo nombró general en jefe de la caballería independentista, y con ese grado combatió en las batallas de Junín, Corpahuaico y Ayacucho. Después de su muerte se descubrió que tenía alojado en su hígado dos balas,  recuerdo de las más de veinte heridas que había recibido en sus batallas. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio británico de Bellavista y luego, en 1926, fueron transferidos al Panteón de los Próceres, en el Parque Universitario de Lima, donde todavía descansa. Disponible:https://es.wikipedia.org.

[13] Ídem. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. Pp. 444.

[14] Carta de Bolívar a Mariño. Archivo General de Indias AGI, BANH, N° 62, P. 185

[15] Ibíd. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. Pp. 446.

[16]Ob. Cit. ARANA, Marie (2019) “Libertador de América BOLÍVAR. P. 253.

[17]  Cartas Tomo I, Pág. 223.

[18] Ibíd. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. P. 419.

[19] La Espada Libertadora de Haití. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de la Historia en Lima, Perú.

[20] Ob.Cit. VERNA Paul. (2018) Petión y Bolívar. Pág. 263.

[21] Ídem. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. P. 448.

[22] Óleo de la imagen del General Francisco Esteban Gómez con la alegoría del  monumento conmemorativo sobre la Batalla de Matasiete -31-07-1817-, la cual comando exitosamente venciendo al contingente español al mando de General  Pablo Morillo. Disponible: https://www.google.com.

[23] Escritos el Libertador Tomo XV, Pág. 376.

[24] Escritos del Libertador, Tomo IX, Pág. 398. Ob. Cit. LARRAZÁBAL, Felipe. La Vida y Correspondencia General del Libertador Simón Bolívar. T. I. Pp. 449-450.

[25] Cartas Tomo I, Pág. 225.

[26] Retrato de Santiago Mariño  pintura al óleo de Martín Tovar y Tovar (1878) Colección John Boultón. Caracas.

[27] ARANA, Marie (2019) “Libertador de América BOLÍVAR. P. 254.

[28] Ernesto Sánchez Carmona. (2005). Discurso de orden, pronunciado en La Asunción, Margarita, en la VII Reunión de Presidentes de las Sociedades Bolivarianas de Venezuela, celebrada en Margarita denominado  “Bolívar en Margarita, un camino en el presente”.

[29] Escritos del Libertador Tomo X Pág. 365

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