Manuel Ávila

Con ese marcador lingüístico “No floco” conocí a Carmen Verde (q.e.p.d) en su tránsito por la vida. Es construcción adverbial formada por dos adverbios “no” y “poco” reflejan la habilidad en el manejo de las palabras que los margariteños han usado por años. Muchos hablantes se apoderan de términos y los cargan durante toda la vida como estrategia comunicacional para querer expresar sus pensamientos en pocas palabras. En la referida construcción adverbial Carmen Verde quería reflejar positividad , acierto y uso de ese elemento para afirmar lo que resulta una contradicción semántica al convertir un no en un sí.
Sin dudas que no era Carmen Verde la dueña de una creación lingüística que a lo mejor proviene de los pescadores margariteños en su lenguaje informal, pero que cobró fuerzas en la actividad política de la bellavistera que elevó el valor de esa construcción adverbial para que los estudiosos de la lengua conocieran como se le da valor a cualquier elemento del lenguaje que por años permaneció inerte en las entrañas del creativo lenguaje insular.
A “no floco” lo ubicamos como una construcción adverbial extraña que combina dos adverbios con la idea de afirmar con seguridad que algo va bien, que lleva el rumbo correcto y que le diera confianza al hablante al momento de participar en los conciliábulos políticos y sociales donde se movió Carmen Verde durante toda su vida.
A Carmen Verde le correspondió seguir la ruta social y política de su hermano Raimundo Verde Rojas, diputado nacional con un pico de oro que lo emulan a los mejores de su época porque muchos que lo escucharon en el escenario legislativo nacional lo ponían en el nivel del Tribuno de Ámérica, Don Jóvito Villalba, pues Verde hilvana muy bien su discurso y con su estilo particular le sacaba brillo a sus palabras en el hemiciclo legislativo donde Nueva Esparta quedó siempre bien representada por ese gran político margariteño. Por razón de tener un hermano tan brillante en las palabras y en las leyes no podía Carmen Verde fallar en sus actividades políticas.
Su nombre se impuso en la política de Mariño con sus intervenciones de alto vatiaje para dar ejemplo de humildad y sentido social a su obra de atención a las comunidades y a su pueblo Bella Vista a quien se entregó en vida y alma para tratar de sacarla de la pobreza.
Por eso Carmen con su “no floco” a cuestas llegó a ser concejal muchas veces y Presidenta de la Cámara Municipal desde donde se entregó toda la vida por su gente de Mariño. No le costó a Carmen Verde realizar alianzas políticas con los alcaldes, diputados, concejales y gobernadores para conseguir los beneficios de su pueblo y estuvo por años muy cercana a Morel Gobernador para acceder a los linderos del poder lo que le permitiría alcanzar beneficios sociales para su pueblo.
La hazaña de haber iniciado estudios de derecho para atender a los más necesitados hablan de la grandeza de una mujer universal que hizo esfuerzos titánicos para beneficiar a su gente. Por eso en Bella Vista adoraron a su protectora que empujaba siempre el barco para lograr los beneficios de su gente.
Con el “no floco” como bastión de mando la porlamarense ejemplar trazó metas y conquistó sueños con luchas intestinas en la Cámara Municipal de Mariño para ejecutar ordenanzas y plantear propuestas que evitaran la caída en el pozo de la miseria de una urbe que con el paso del tiempo terminó convertida en un mega barrio de Nueva Esparta.
Para evitar esa desgracia luchó con los más fuertes en la Cámara Municipal de Mariño, espacio donde honró Carmen Verde con su verbo a los más necesitados en tiempos de democracia y cuando todavía no había llegado ese tiempo de revolución que terminó hundiendo la palabra pueblo en las profundidades del averno.
Ese pensamiento de Carmen Verde resumido en la construcción adverbial “No floco” refleja en síntesis la entrega de una concejala, la pericia para aglutinar en dos adverbios el sentir social de un pueblo y por abreviar el sentido de positividad y de fuerzas para impulsar el futuro de una Porlamar que se veía en los caminos de la tragedia social de Nueva Esparta.
Qué honor para el Alcalde de Mariño José Antonio González y su Cámara Municipal elevar los valores de la margariteñidad, de la Mariñidad y de la bellavistidad de valorar lo nuestro y elevar a su pedestal a quien tanto dio por la Ciudad Marinera. Tiene la palabra el Alcalde y la Cámara Municipal presidida por Javier Moy para elevar los valores morales y la ética de los grandes ediles de la Porlamar de siempre.
Por esa razón rendirle honores a una gran edil como Carmen Verde sería un gran paso de Porlamar por recuperar la ciudadanía y los valores de la capital comercial de Margarita que con su gente portando las banderas de la Mariñidad hará mover las fibras del corazón de un pueblo que evoluciona en busca de su transformación en el tiempo.

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