Manuel Ávila
Nadie gana la pelea en el primer round a menos que la disputa sea con un paquete de esos que suben al ring a tirarse al suelo antes que le den el primer golpe. En política no se puede arrancar la pelea cuando suena la campana porque hasta los mejores boxeadores se estudian en los primeros minutos de pelea.
Hay que tener mucho oxígeno para aguantar una pelea de años y por eso hasta los grandes gladiadores comienzan de a poquito y admninistrando sus recursos porque en estos momentos hasta el Gobierno Nacional mira para un lado y para el otro antes de iniciar una obra que representa gastos. Por ahí vemos a Vielma Mora, Jefe Político del PSUV abriendo fuegos al iniciar la rehabilitación del geriátrico “Monseñor Manuel Arias Blanco” de Juan Griego para no quedarse tantos pasos atrás de la ventaja inicial que le lleva Morel al anotarse varios hits en la carrera por la gobernanza en Nueva Esparta.
Nada había lanzado el Gobierno Nacional que andaba solo pasillaneando con las bolsas clap, los bonos de la patria, el gas, el agua y la luz. Se vio Vielma Mora en la obligación de pegar un brinco para intentar seguirle el paso al fuerte mandatario regional.
Ya no son tiempos de creer solo en la fuerza del Gobierno Nacional porque el pueblo insular evalúa y pide a sus políticos más rendimiento a la hora de generar políticas que beneficien al colectivo. No son tiempos de sentarse a mirarse el ombligo como en la etapa cuando Chávez y Maduro repartían riquezas por toda la nación. Llegó la etapa de las gallinas flacas donde cada mandatario debe tener la creatividad necesaria para poder avanzar en medio de la crisis que agobia a todo el país.
En Nueva Esparta hay un gerente al frente de la Gobernación y no es igual un político como Morel que un gobernador anterior que se quedó en el llanto y la queja. Por eso el Gobierno Nacional aprieta el codo en muchas oportunidades para evitar que el gobernante roblero siga avanzando en medio de las dificultades. Y es que a Morel le correspondió manejar un estado que lo dejó la gestión de Alfredo Díaz sin carros, sin computadoras y que ni siquiera el Director de Planificación que estuvo en la anterior gestión se preocupó por dejar un presupuesto alineado con el paso de los niveles inflacionarios que agobian al Estado.
No es cuestión de buscar culpables por los estrechos presupuestos que llegan a la región, pero si a esos tipos que gobernaron Nueva Esparta le hubiese dolido la región sin dudas hubiese realizado los ajustes para que por situado este estado hubiese quedado blindado. Es que no se le hace daño a los políticos sino a un estado que pierde pasos en el camino al desarrollo por no contar con recursos para realizar obras importantes, rehabilitar espacios y para solventar los problemas de servicios públicos a los insulares.
Pero no se han escuchado los lamentos de Morel Gobernador aún cuando sus empleados y equipo de gobierno sigue sacrificándose por mantener el barco insular por encima de las olas. Hay sacrificios humanos a cuenta de realizar de realizar las obras colectivas a la región, pues someterse a las líneas de acción de la ONAPRE es meterse en una burbuja sin salida. Esa tarea de gobernar con el cepo del Gobierno Nacional en una de sus piernas es para realizar magia y crear mecanismos que le permitan jugar cartas de la esperanza a la espera que mejores las condiciones económicas de la nación.
Es por esa razón que los mismos seguidores del régimen y los encapuchados que juegan a la ouija desde rincones de la región saben que la masa no da pa’ bollos y es por eso que luce ridículo emitir criterios disonantes en medio de la crisis. Pero la bipolaridad y la novatada da para lanzar mordiscos a los aviones y buscar oxígeno donde solo se consiguen lamentos de cochinos heridos.
No hay ninguna razón para templar las cuerdas antes que termine el primer round y esas actuaciones apresuradas solo dejan huellas de las novatadas de ciclistas que quieren soltarse del pelotón en escapadas sin cálculo, ni planificación. Eso trae a colación el refrán “No por antes madrugar se coge agua clara”, pues es evidente que cantar bingo sin tener las fichas te deja al ridículo ante una sociedad que aprendió a leer las cartas mejor que cualquier aprendiz de político.
Hay que calcular el salto antes de tiempo y evitar que voces agoreras te marquen la ruta a seguir durante 4 años, ya que es evidente que madurar con carburo no hace tan rápido plátano maduro.