Ana Luisa Gandica Silva
MUJERES TRASCENDENTALES EN LA HISTORIA DE LAS ISLAS DE
LA COSTA DE LAS PERLAS
ALDONZA DE VILLALOBOS MANRIQUE DE ORTIZ

Imagen: Aldonza Villalobos-Manrique.
Publicación: Venezuela de Antaño. Historia de Venezuela,
Sucesos y personajes, estado Nueva Esparta
Autor: Jesús Alfaro Garantón (2014)
El matrimonio de la joven Aldonza de Villalobos-Manrique con el prestigioso hidalgo, don Petro Ortiz de Sandoval, significó para su madre, doña Isabel Manrique de Villalobos el retiro de sus gestiones públicas y disfrutar como “Mujer Principal” de las actividades sociales y religiosas de la mini corte colonial de La Española -Santo Domingo-. Por cuanto, sus responsabilidades sobre la Provincia de Margarita por derecho nupcial fueron transferidas a esos esposos. A la presente fecha, se presume que esa respetable matrona permaneció en esa insularidad hasta su muerte, en cuyo transcurso de tiempos fue la gran compañera y consejera de su hija Aldonza.
Como se refirió en la entrega anterior, no fue hasta el 30 de junio de 1542 cuando los esposos Ortiz Sandoval Villalobos Manrique efectivamente retomaron su posesión sobre la Provincia de Margarita, después de haber vencido contundentemente las intenciones del Cabildo de Nueva Cádiz de Cubagua, que aspiraban despojar a Aldonza de los derechos obtenidos sobre la Provincia de Margarita. Cuando al accionar ante la Real Audiencia de Indias de Santo Domingo, lograron obtener una posesión temporal sobre esa localidad, declarada a la postre sin lugar, el 17 de marzo de 1539 y confirmada por el Consejo Supremo de la Corona de Castilla el 1° de febrero de 1541.
Por ello, los vencedores esposos Ortiz Sandoval Villalobos Manrique iniciaron sus planes sobre la Provincia de Margarita, ratificándole al cubagüense don Pedro de Herrera su cargo como Teniente Gobernador en esa Provincia, quien renunció al poco tiempo ante la imposibilidad de compaginar esa responsabilidad con la ejercida como Alcalde de Cubagua,[1] sucediéndolo Cristóbal Jiménez de Pineda en 1543, Juan Vásquez de Ulloa en 1546 y sucesivamente Rodrigo de Navarrete, Juan de Salas, Domingo Alonso, Pedro de Vielma y otros. Nombramientos realizados desde La Española Santo Domingo, acorde con las conveniencias de ambas partes y con la capacidad de cumplir esos designados con los proyectos previstos por esos esposos, dirigidos en un primer orden a la fundación de un gran centro de cría de ganado y de caballos y, a incentivar el comercio de la pesca de ese entorno marino. Y en un menor plano, dirigido al plantío de la caña de azúcar y fincas de otros tipos de cultivos, cuya producción debía abastecer la demanda local de Margarita y Cubagua. Adicionalmente, tenían previsto importar diversos rubros desde España hasta La Margarita, aprovechando su privilegiada ubicación geográfica, para comercializarlos a través de la ciudad de Cumaná con otras zonas de tierra firme o de manera directa con las islas vecinas del Caribe, que en general carecían de esas dotaciones.
Por ese efecto, ese bien avenido matrimonio Ortiz-Villalobos ante tan amplio panorama decidieron manejar sus actividades comerciales y la gobernabilidad sobre la Provincia de Margarita de forma mancomunada. Los primeros lotes importados de bovinos y equinos arribados a La Margarita en 1528 se adaptaron favorablemente a ese clima semitropical, logrando convertir está región insular en un gran centro de cría de esos animales, negociados en las zonas referidas e incluso lograron extenderse hasta la Provincias de Venezuela y la alejada Nueva Granada.[2] Prestigio alcanzado por los caballos margariteños, que fueron aprovechados por España en importantes expediciones y conquistas de los territorios de ese Nuevo Mundo, abasteciéndolos paralelamente con la producción de su ganado vacuno. Sobre la referencia de ese negocio bovino y equino, la historiadora María Luisa Martínez de Salinas Alonso, (2009) en su monografía distinguida como: El Gobierno de La Isla Margarita en El Siglo XVI: Herencia y Presencia Femenina, señala: “… sabemos que sucedió en 1569 con la empresa de Diego Fernández de Serpa: “Llegó a la Margarita, isla de Tierra Firme, el 4 de octubre, en donde a trueque de algunas cosas que llevaba compró ochocientas vacas a entregar en los llanos de Venezuela. Los soldados que pudieron se proveyeron de caballos en esta isla, en la que estuvieron ocho días.[3]
Adicional a la bonanza lograda por los Ortiz Sandoval Villalobos Manrique en esta insularidad por los beneficios obtenidos en mayor medida de la cría y comercialización de bovinos y equinos. Y, en menor medida, de las fincas de vegetales y frutas, el cultivo de la caña de azúcar, y el negocio de importaciones. En 1573 se descubrieron en los lechos marinos de Margarita unos ricos bancos perleros, cuya producción se logró explotar hasta 1580. Y, sobre el particular perlero el bachiller Martín Fernández de Enciso en su obra Suma Geographía, primera obra geográfica de carácter general del Viejo y Nuevo mundo, indicó: “hize fazer una figura en plano en que puse todas las tierras y provincias del universo de que fasta oy ha avido noticia por escrituras auténticas y por vista en nuestros tiempos”, la cual fue acompañada de un mapa nunca publicado, probablemente, para no involucrarse en la controversia surgida por factores limitantes entre las fronteras de España y Portugal. Y en relación a esta insularidad reveló: “La isla Margarita tiene veyte leguas de leste al oeste y de norte a sur doce, en todo el derredor desta isla se pesca perlas finas en quantidad … las conchas en que se crían son como las de almejas, sino que son más grandes y relucientes dentro como las mismas perlas; pero de fuera son de color de las almejas, pescanse muchas en cantidad.”[4]
Beneficios, que si bien significaron un crecimiento social-económico en la Provincia de Margarita y al patrimonio de esa familia Ortiz-Sandoval Villalobos-Manrique, no contó con el apoyo de la Corona española, para las construcciones de defensas requeridas en esta insularidad, usualmente atacada por indeseables piratas y bucaneros, que igualmente se negaban a pagar el salario de los tenientes gobernadores, alegando que esa Provincia contaba con suficientes ingresos para afrontar tales obligaciones. Por ello, los Ortiz Sandoval Villalobos Manrique, les permitieron a sus gobernadores beneficiarse directamente de manera sustancial sobre los rendimientos referidos, a los fines de mantenerlos conformes en sus importantes misiones. Compromisos rechazados por España a la Provincia de Margarita, pero injustificadamente dispensados a otras Provincias de estos dominios. A ese efecto, Aldonza notablemente descontenta por ese injusto trato se dirigió a España en un elevado tono: “La isla de la Margarita es poco importante a su Majestad y della no lleva su Majestad derechos ni aprovechamiento alguno y así no ay para de que poder dar ni pagar salario al gobernador ni ay para que aya gobernadora en la dicha isla e basta que aya alcaldes ordinarios.[5]
La venida a menos de la ciudad de Nueva Cádiz de Cubagua cuya economía dependía exclusivamente de la explotación de sus haciendas de perlas, disminuida en el año de 1535 y agotada totalmente en 1537, sumado al desastre natural que la azoló en 1541 y a la incursión de los corsarios franceses en 1543 que la dejo totalmente en ruinas, significó su extinción. Originándose en consecuencia, la huida de sus habitantes hacia su vecina, La Margarita y otras latitudes de tierra firme. Adversidades de gran conveniencia para el desarrollo económico, político y social de la Provincia de Margarita y para Aldonza Villalobos Manrique de Ortiz la satisfacción de cobrarse un agravio del pasado cuando los “Señores de Cubagua”, intentaron arrebatársela. Situación manejada, por ella con su notable visión de futuro. Enrique Otte (1977) en su libro Las Perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua, refiere lo siguiente: “Nueva Cádiz no murió. Resurgió como ≪La Nueva Ciudad de Cádiz de la isla de Margarita≫[6]
Por esos efectos, la gran matrona doña Aldonza de Villalobos Manrique de Ortiz les facilitó a las autoridades de Nueva Cádiz de Cubagua y sus locales, trasladarse a La Margarita, donde podían instalarse cómodamente para conducir sus actividades políticas-administrativas, comerciales y asentar sus hogares en este agradable clima tropical de generoso recursos naturales, lo cual contrastaba notablemente con la aridez de Cubagua y sus precarias condiciones de vida.
Por cuanto las perspectivas de esa notable visionaria, era atraer a los acaudalados “Señores Principales y de Canoa” hacia los destinos de Margarita, cuyas afortunadas inversiones contribuirían a solidificar la economía y el desarrollo social de esta insularidad con la constitución de pueblos, villas y ciudades, convirtiéndola en un emporio de progreso. Por ello, los sobrevivientes cubagüenses a esas tragedias antes de continuar su destino hacia Cabo de la Vela -actual Guájira Colombiana-, para explotar nuevas haciendas de perlas, decidieron detenerse en La Margarita, donde establecieron el centro administrativo de sus negocios. El cronista Juan de Castellano, lo refiere así: “Y ansí barcos de Niebla y Juan Cabello. – nos traspasaron a la Margarita. – en tanto que llegaban ocasiones. – para ir a buscar nuevas regiones.” [7]
De dicha unión matrimonial Ordaz-Sandoval Villalobos-Manrique nacieron en la isla La Española -Santo Domingo- dos hijas, Marcela en el año 1542 bautizada con ese nombre en honor a su abuelo materno, don Marcelo de Villalobos y Aldonza homologada como su madre. Sin embargo, don Pedro Ortiz de Sandoval murió prematuramente en 1546 sin conocer a su segunda infanta, nacida pocos meses después de su descenso. Dejando viuda a doña Aldonza de veintiséis años de edad y huérfanas a sus referidas hijas, Marcela de cuatro años de edad y Aldonza -por nacer-. Por lo tanto, esa notable mujer, le correspondió en solitario criar a su prole, administrar los haberes conyugales y gobernar la Provincia de Margarita. Pero esa adversidad no detuvo sus ímpetus de continuar con el progreso de esos desarrollos, honrando con gran ahínco el legado de su esposo. Porque, al igual que su madre Isabel, no se volvió a casar.
El distinguido historiador Enrique Otte afirmó en su obra Estudio preliminar a Cedularios de la Monarquía Española de Margarita, Nueva Andalucía y Caracas (1553-1604) que durante la mayor parte de ese siglo la Provincia de Margarita, bajo la gobernabilidad de Aldonza Villalobos-Manrique, se erigió económicamente sobre las otras Provincias vecinas de Nueva Andalucía, Guayana o Trinidad, que mostraban una gran pobreza. [8]
Doña Aldonza con la osadía de su visión comercial acudió a la Corona de España para solicitarle sus deseos de la ampliar los límites de su gobernabilidad hacia Tierra Firme, utilizando los mismos argumentos accionados en su contra, años atrás, por el Cabildo de Nueva Cádiz de Cubagua. Afirmando que, su experiencia y notables recursos estaban en condiciones de superar con éxito la precariedad de la Provincia de Nueva Andalucía y Paria, concesionada por España a don Diego Fernández de Serpa, jurisdicción que comprendía los actuales estados de Sucre, Anzoátegui, Monagas y la isla de Trinidad, cuyas ciudades más importantes eran Cumaná, capital provincial y la Nueva Barcelona, consideradas estas últimas como puntos estratégicos para sus negocios. Objetivo reflexionado por la Corona de Castilla, estimando eliminar la gobernación de Cumaná y anexarlo Margarita, lo cual no se concretó. Pero Aldonza ante esa indecisión, no se dio por vencida, planteó otra posibilidad, expandir sus dominios hacia Guayana. Pero igual a lo suscitado con la Provincia de Nueva Andalucía y Paria, esa Autoridad Real decidió respetar la concesión otorgada sobre esa Provincia al conquistador y cronista, don Gonzalo Jiménez de Quesada heredada posteriormente por su sobrino, el militar conquistador, don Antonio de Berrío. Ambición expansiva de Aldonza, que disgustó notablemente a Antonio, obstaculizando el intercambio comercial entre ambos.
Aldonza Villalobos Manrique de Ortiz se esmeró desde La Española en escoger a los Tenientes Gobernadores de la Provincia de Margarita, la cual nunca visitó, quienes tenían la responsabilidad de prestarle un buen servicio en el capital invertido en esa insularidad, abarcado por un sostenido desarrollo comercial y un extenso mercado por suplir. Decidiendo sagazmente, que al estar privados esos personajes de recibir salarios de España, ella los compensaba en mejores condiciones, permitiéndoles beneficiarse de esos negocios e incluso disponer de emprendimientos propios. Logrando por esos efectos sus buenos oficios y lealtad.
La estabilidad económica y social de la isla La Margarita atrajo en el tiempo, pobladores de diversas latitudes, donde se disponían de buenos empleos con buenas condiciones de vida y estabilidad para desarrollar actividades comerciales. Sin embargo, los periodos de sequía de esa insularidad afectaban notablemente las tierras cultivadas, el progreso de hatos de ganado y la crianza de los caballos margariteño. Perdidas compensadas por los otros negocios avanzados en la Isla y por las posteriores riquezas aportadas por el descubrimiento de haciendas de perlas encontrados en sus lechos marinos. Por cuanto entre los años de 1573-1580, se descubrieron nuevos bancos de perlas en esas profundidades, originándose, el retorno a La Margarita de los “Señores de Canoa” desde Cabo de La Vela, cuyo lucrativo mercado resultó de gran prosperidad para Aldonza Villalobos Manrique de Ortiz, la región y la Corona de Castillas. El cronista Antonio de Herrera en su libro Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, lo reseña: “Visto por el licenciado Castañeda la poca pescadería de Perlas que havia en Cubagua, i que sin ella no se sustenta (…) determinó de hacer buscar nuevos Hostiales de Perlas en el Cabo de la Vela (…) También se descubrió en este tiempo en un Puerto de la isla Margarita, llamado el Espíritu Santo, un Hostial de una Legua de donde se sacaron muy finas Perlas.” [9]
Ese fructífero comercio perlero, generó progreso sostenido, pero también atrajo los asaltos de los temibles caribes, de piratas y corsarios que, en algunas ocasiones eran repelidos por los mismos lugareños apoyados por los diestros flecheros Guaiquerí, pero en otras oportunidades, esos indeseables sobrepasaban las defensas y las armas de la Isla. Por lo tanto, saqueaban a su antojo los ornamentos de las iglesias y los caudales privados y reales, destruyendo lo encontrado a su paso, generando grandes pérdidas para los locales y la Corona de España. Situación denunciada de manera reiterada a esa Monarquía, que persistía mantenerse ajena a esas defensas.
La distinguida Aldonza de Villalobos-Manrique de Ortiz Sandoval como residente establecida en la isla La Española, siempre fue considerada una “Mujer Principal. Por ello, como distinguida dama de esa sociedad colonial, frecuentaba asiduamente esa restringida corte en compañía de su primogénita Marcela que según la tradición se encontraba en edad casamentera. Y, en una de esas oportunidades esa infanta, a finales de 1560, conoció al joven noble de la corte de Valladolid, don Juan Gómez o Sarmiento de Villandrando de veintidós años, que había arribado en 1559 a La Española de manera fortuita cuando desempeñando el cargo de maestre de campo en la expedición de don Jaime Rasquín gobernador designado para fundar pueblos en Rio de la Plata, se vieron compelidos a detenerse en esa insularidad para abastecerse.
El joven Juan Gómez o Sarmiento de Villandrando era hijo homónimo de don Juan Sarmiento Gómez de Villandrando, Canciller de Granada con competencia en las Indias Occidentales, designado posteriormente Presidente del Real y Supremo Consejo de Indias. El joven Juan desde su primer encuentro con la infanta Marcela mostró gran interés en cortejarla, que cumpliendo con las formalidades correspondientes en breve tiempo esos amores concluyeron en un convenientemente matrimonio, celebrado en la Española en el año de 1560 con la fastuosidad propia a la ocasión que entrelazaba dos casas de gran abolengo. Viviendo la joven Marcela una situación similar al encuentro y casorio de su madre Aldonza de Villalobos Manrique con su padre Pedro Ortiz de Sandoval en 1535.
Por ello, Aldonza Villalobos-Manrique de Ortiz notablemente complacida con esa unión matrimonial de inmediato nombró a su yerno, Teniente Gobernador de la Provincia de Margarita, constituyendo esos recién casados Villandrando-Ortiz su hogar ese mismo año de 1560 en la capital de esa Provincia, la villa del Espíritu Santo, sede funcional del gobierno, el cabildo y ubicación de las viviendas de las “Familias Principales.[10] El reconocido cronista Juan de Castellano (1522-1607) en su famosa obra distinguida como: Elegías de Varones Ilustres de Indias, relata: “Era perpetua gobernadora. – Desta isla do va furia rabiosa. – Aquella nobilísima señora. – Doña Aldonza Manrique, generosa, – De mucho más honor merecedora. – Y para gobernar más alta cosa; – Tenía entonces el gobierno. – Don Joan de Villandrando, su buen yerno.[11]
Pero, una atroz visita consterno la idílica vida de esa pareja de recién casados, cuando el conocido Lope de Aguirre y sus marañones arribaron el 21 de julio de 1561 al Valle del Espíritu Santo, fueron recibidos por don Juan Sarmiento de Villandrando en su carácter de Gobernador de la Provincia de Margarita, quien sorprendido por ese arribo, interrogo a ese personaje, que fingiendo ser un súbdito leal del Rey Felipe II le narro sus aventuras conquistadoras del Perú y el Cuzco, halagándolo con valiosas obsequios incas y manifestándole su deseo de abastecer sus naves, para continuar a la brevedad posible su viaje hacia tierra firme. Pero una vez, estudiado detalladamente la zona, sin más demora la tomó por asalto, para establecer en esa estratégica ubicación el cuartel general de sus correrías con bien ganado apodo como “El Tirano Aguirre.”
El siniestro Aguirre de inmediato encarceló a don Juan Sarmiento de Villandrando a quien despojó de los obsequios brindados, y junto con varios concejales y otras autoridades, los recluyo en la “fortaleza” de ese conurbanismo. Sometiendo a la población a severas amenazas e imponiéndose como única autoridad, los obligó a entregarle sus haberes y, se dedicó a saquear las instalaciones privadas y públicas en buscas de mayores riquezas. Advirtiendo, que ante cualquier tipo de desacato a sus órdenes serían condenados a muerte por traición, lo cual sin piedad aplicó sin distingo de edad, sexo, condición social o religiosa e incluso a sus propios marañones. Cuarenta días duro esa pesadilla donde infundió terror y devastación.
Informada las Autoridades de la isla La Española de tan siniestra presencia, por medio de unos arriesgados lugareños, que habían logrado escapar milagrosamente de ese maligno control, se comisionó al mestizo Francisco Fajardo y su agrupación militar para combatirlo. Pero, enterado Lope de Aguirre sobre esa deserción, lógicamente dedujo que prontamente enviarían un contingente para combatirlo. Por ello, como muestra de su inusitada maldad y adversidad hacia la Corona de España asesinó a varias autoridades, sacerdotes y otras personas “Principales” de esa localidad, matando a garrote a don Juan Sarmiento de Villandrando, yernos políticos de Aldonza, dejando viuda a su hija Marcela con su hijo Juan, quienes de manera prodigiosa habían logrado esconderse de ese oscuro personaje. Aguirre previo a su retirada definitiva junto con sus marañones se apertrecharon de alimentos, armas, ganado y de los afamados caballos margariteños y el 29 de agosto de 1561 en franco repliegue hacia tierra firme destruyeron a su paso archivos, quemando todo tipo de instalaciones, dejando la isla de La Margarita prácticamente desbastada.
En consecuencia, ante esa eventualidad, doña Aldonza nuevamente le notificó a las autoridades españolas la vulnerabilidad de la Provincia de Margarita. Por lo tanto, requería de una adecuada defensa e idóneo armamento del cual carecía, lo cual era aprovechado por indeseables aventureros interesados en obtener el botín de sus riquezas. La escritora Antonia Heredia Herrera (1958) en su libro Las fortificaciones de la isla Margarita en los siglos XVI, XVII, y XVII, indica sobre ese particular lo siguiente: “… en la isla de la Margarita, que es adonde se saca mucha cantidad de perlas, de que es interesada la hacienda de vuestra Majestad en mucho, suelen ir y van de ordinario todos los años tres y cuatro veces al año franceses e ingleses.” [12]
En ese efecto, la gran señora Aldonza de Villalobos Manrique de Ortiz, con fecha 14 de mayo de 1565 dirigió otra comunicación al Consejo de Indias, detallándoles los destrozos ocasionados por Lope de Aguirre en la Provincia de Margarita, proponiendo un plan proteccionista. Así como, solicitó una gratificación digna para su hija Marcela y su hijo. Informe presentado ante la Real Audiencia de Santo Domingo para ser elevado al conocimiento del monarca Felipe II, quien de inmediato manifestó su intención de recibirla, lo cual le permitió viajar a España en compañía de su hija Marcela y Juan de siete meses de nacido, para negociar con el Rey tales petitorios, con el aditivo de solicitarle prolongar por una vida más sus derechos sobre esa Provincia, para cederla en herencia a favor de su nieto, Juan Sarmiento de Villandrando “El Mozo.” Indicando adicionalmente estar dispuesta a renunciar a sus derechos sobre esa insularidad si sus peticiones no eran debidamente dispensadas. Aldonza por razones desconocidas, omitió el criterio de su padre sobre esa gobernación, dio un salto generacional, al escoger a su nieto Juan como su heredero en vez de a su hija Marcela.
Por esos efectos, el Rey Felipe II de España altamente favorecido por las gestiones del gobierno de los Villalobos Manrique y Ortiz Villalobos y la fatídica muerte de don Juan Sarmiento de Villandrando, aceptó concederle a doña Aldonza todo lo solicitado y en especial extender por una tercera vida la sucesión hereditaria de los Villalobos Manrique sobre la Provincia de Margarita mediante la Real Cédula fechada el 12 de febrero de 1575.[13] En efecto, su pariente real, le ratificaba sus acertados oficios políticos y económicos prestado a ese Reino, que, en esa oportunidad, estaba obteniendo mayores ingresos -quinto real- por los nuevos hallazgos de bancos perleros descubiertos en la insularidad de La Margarita.
En consecuencia, el joven Juan Sarmiento de Villandrando “El Mozo”, se hizo poseer de los derechos dinásticos de su abuela materna, la tenaz e indiscutible matrona, doña Aldonza Villalobos Manrique de Ortiz sobre la Provincia de Margarita. Sin embargo, Juan “EL Mozo” tras la muerte de su abuela acaecida el Madrid, el 6 de octubre de 1575, debía esperar hasta alcanzar la mayoría de edad -25 años- para asumir directamente esa concesión y mientras tanto fue tutorado por su padrastro Miguel Maza de Lizana, segundo marido de su madre. Pero quien 1581 fue preso y destituido por el cuestionado desempeño en esa gestión. Y al efecto, el rey español Felipe II el 6 de junio de 1582 emitió la Cedula Real, donde le concedía a Juan Sarmiento de Villandrando “El Mozo” con tan sólo veintidós años de edad, su beneplácito para ocupar su posición como gobernador de dicha Provincia. Manifestando: “… que desde comienzos del año de 1583 pueda servir el cargo de gobernador de la isla Margarita en virtud del título que tiene por cuanto consta tener edad legítima para ello.”[14]. Por lo tanto, tal consideración real estaba fundamentada no sólo en la inestabilidad política, social y administrativa de esa localidad, sino, además, en la confianza de ese Monarca en el criterio de su abuela Aldonza, que lo había escogido como su heredero, para desempeñar la gobernación de esa Provincia.
Efectivamente, embarcado Juan Sarmiento de Villandrando hacia su nuevo destino, el 1 de enero de 1583 tomó posesión como Gobernador de la Provincia de Margarita, cuyas obligaciones ejerció con gran probidad, logrando retomar durante su mandato el auge ostentado durante la gobernabilidad de su abuela Aldonza, aumentó la población de la isla; desarrolló en mayor medida el comercio agrícola, de bovinos y de equinos; mejoró la defensa de la isla y, motivó proyectos de expansión hacia Guayana. Por otro lado, fue el único gobernador de la genealogía Villalobos Manrique en obtener un salario de 1.500 pesos anuales.[15]
Sin embargo, el 13 de noviembre de 1593, cuando ese noble joven, Juan Sarmiento de Villandrando defendiendo esa apreciada Isla, el cañonazo de un buque de corsarios ingleses que aspiraba esquilmar las perlas de esa insularidad, impactó en su cuerpo cayendo al mar sus restos mortales, que nunca fueron encontrados. Sin embargo, sus partidarios en su memoria combatieron a sangre y fuego a esos malévolos intrusos hasta lograr alejarlos de esa latitud.
La peculiar personalidad de doña Aldonza Villalobos-Manrique de Ortiz con un criterio notable, allanó dificultades desde temprana edad, cuando siendo una niña vivió la desventurada muerte de su padre, superada notablemente por su madre, Isabel Manrique de Villalobos; en su adolescencia afrontó las pretenciones mezquinas de los poderosos “Señores de Cubagua” que ansiaban poseer sus derechos sobre esa Provincia, cuyo conveniente matrimonio con don Pedro Ortiz de Sandoval frustró esa ambición; y, en la madurez sufrió la pérdida de su madre y otros allegados, aunado a la prematura muerte de su gran compañero de vida su esposo. Sin embargo, como viuda tomó las riendas de su destino, el de su hija Marcela y la de su nieto Juan, convirtiendo fracasos en logros y objetivos en éxitos, manteniendo incólume su legado sobre la Provincia de Margarita, desarrollando actividades de gran producción y explotación comercial, cuya visión sostenida con un criterio económico, político y social, permitió la fundación de pueblos y villas. Y en cuyo conurbanismo de los valles del Espíritu Santo y de Santa Lucia, asentó las bases de una Ciudad, distinguida a la postre como La Asunción -desde entonces capital del actual estado Nueva Esparta- por reconocimiento del Rey Felipe III mediante la Real Cédula suscrita el 27 de noviembre de 1600.
Indudablemente, el nombre de Aldonza Manrique, como mayormente se le distingue en las memorias de esta Región Insular de La Costa de Las Perlas, marco pautas en La Margarita cuya Provincia defendió con ahínco y pertenencia. Y en los últimos años de su vida con una deficiente salud física se residenció en la ciudad de Madrid, donde murió a los sesenta y cinco años de edad, quizás añorando el hermoso azul del mar caribeño, testigo de sus más significativas vivencias como la primera mujer “criolla-española” gobernadora de una Provincia de la América Aborigen, donde notablemente trascendió su familia, iniciada por la Cédula Real otorgada por dos vidas en 1525 a su padre, Marcelo de Villalobos, ratificada a ella el 14 de junio de 1527 bajo la pertinaz tutela de su madre Isabel Manrique de Villalobos, continuando con su propio ejercicio de gobierno iniciado el 30 de junio de 1542 conjugado con su esposo Pedro Ortiz de Sandoval hasta lograr extenderla el 12 de febrero de 1575 a una tercera vida, dada en herencia a su nieto Juan Sarmiento de Villandrando Ortiz-Villalobos “El Mozo,” cuya fatal desaparición en 1593 le puso fin a su progenie que gobernó durante sesenta y ocho años la Provincia de Margarita.
No obstante, un nutrido grupo de partidarios de las gestiones de la sucesión Villalobos-Manrique, Ortiz-Villalobos y Sarmiento-Ortiz en muestra de un gesto de fidelidad hacia ellos, acudieron ante el Rey Felipe II de España para solicitarle en 1583 prolongar el derecho de ese gobierno hasta una cuarta vida, permitiéndole al hijo mayor del finado Juan Sarmiento de Villandrando Ortiz “El Mozo”, el joven Felipe Sarmiento de Villandrando Castellanos continuar con ese legado. Petición negada por ese Monarca, decidido a retomar el control directo de los nuevos hallazgos y comercialización de los bancos perleros encontrados en 1573 en los fondos marinos margariteños. Reservándose, además, la potestad de designar a los subsiguientes Tenientes de Gobernación e implementar sus propias características de gobierno, en esa preciada Provincia de Margarita, donde LAS MUJERES TIENEN UNA HISTORIA QUE CONTAR…
[1] MORÓN, Guillermo. Historia de Venezuela (1974) MORÓN, Caracas, Venezuela: Cromotip. Italgrafica Impresores Editores S.R.L. Sexta Edición. La Estructura Provincial. Tomo II. P.19.
[2] OJER, Pablo (1966) La Formación del Oriente Venezolano. Caracas, Venezuela: Universidad Católica Andrés Bello. Facultad de Humanidades y Educación, Instituto de Investigaciones Históricas -UCAB-. P. 308.
[3] MARTÍNEZ DE SALINAS ALONSO, María Luisa (2009) El Gobierno de La Isla Margarita en El Siglo XVI: Herencia y Presencia Femenina. España: Chronica Nova. Revista de Historia Moderna y de América de la Universidad de Granada. Editores: Departamento de Historia Moderna y de América Nº 35 2009. Pp. 345-367.
[4] FERNÁNDEZ de ENCISO, Martín. Suma de Geographía. Madrid, España: Estades, Artes Gráficas 1948. Edición facsímil de la de Sevilla, Jacobo Cromberger, 1519. Disponible: http//www.biobliotecavirtualdeandalucia.
[5] Ibid. MORÓN, Guillermo. Historia de Venezuela (1974). La Estructura Provincial. Tomo II. P. 24.
[6] OTTE Enrique (1977) Las Perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua. Caracas: Fundación John Boulton. P.394.
[7] CASTELLANOS, Juan de. Elegias de Varones Ilustre de Indias (1589) Madrid: España: Biblioteca de Autores. Editores Atlas Españoles, Tomo IV. P. 151
[8] OTTE, Enrique. Estudio preliminar a Cedularios de la Monarquía Española de Margarita, Nueva Andalucía y Caracas (1553-1604) Tomo I. Cedulario de Margarita. P. XV.
[9] HERRERA, Antonio de. Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Madrid, España: Biblioteca Nacional de España. Tomo I, Década III, Libro VII. Capítulo II.
[10] GRANADOS Héctor (2010) El Siglos de Los Villalobos. Historia de Margarita del Siglo XVI. La Asunción, estado Nueva Esparta, Venezuela: Editado por la Gobernación del estado Nueva Esparta. Impreso por Miguel Ángel García. S.R.L Pp.40,41 y 442.
[11] Ibid. CASTELLANOS, Juan de (1522-1607) Elegías de Varones Ilustres de Indias. Libro 1 Elegida 14, Canto 5, P 168.
[12] HEREDIA HERRERA, Antonia (1958) Las fortificaciones de la isla Margarita en los siglos XVI, XVII y XVII. Anuario de Estudios Americanos, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla, España Tomo XV. Pp. 429-514.
[13] AGI /23//INDIFERENTE, 738. N°76. Merced por la otra vida a la gobernación de la isla Margarita. Madrid
[14] AGI /23//CARACAS, 2, L.1, F.75R. Declaración de la mayoría de edad de Juan Sarmiento. Lisboa
[15] Ibid. OTTE, Enrique. Estudio preliminar a Cedularios de la Monarquía Española de Margarita, Nueva Andalucía y Caracas (1553-1604) Cedulario de Margarita, Cédula Nº 18, 11 de enero de 1593.