Ana Luisa Gandica Silva

 

MUJERES TRASCENDENTALES EN LA HISTORIA DE LAS ISLAS DE

LA COSTA DE LAS PERLAS

 

LUISA CARRASCO CEDEÑO

Imagen: Mujer de la época.

Autor: William Dargie (SF)

Ubicación: Desconocida

Luisa Carrasco Cedeño nació en fecha hasta ahora ignorada en el Valle del Espíritu Santo, Provincia de Margarita, falleció soltera el 1º de enero de 1862. Educadora. Hija de don Domingo José Carrasco y doña Tiburcia Cedeño. Conocida en los anales de esta insularidad por haber evitado la substracción de la efigie consagrada de la Virgen del Valle de su Santuario por parte del bando realista, quienes con ese acto impío pretendían socavar el “imaginario religioso” de sus devotos margariteños, quienes acogidos bajo esa protección divina lograron de manera titánica expulsar definitivamente de su terruño a esos indeseables extranjeros. Irreverencia frustrada por nuestra referida protagonista, quien con el coraje de una adalid, haciéndole honor a su estirpe y acogida bajo ese fervor mariano evitó ese infortunio, escondiéndola inicialmente en esa localidad hasta tanto se dieron las condiciones idóneas, para trasladarla a otra de mayor seguridad fuera del alcance de sus trasgresores.

En efecto,  la Virgen del Valle en los tiempos de la “Guerra de Independencia”  para el bando realista se convirtió en una adversaria, por cuanto fueron notorios sus  asombrosos milagros en favor de sus fervientes republicanos, como bien se ha presentado en reseñas anteriores, entre otros: El relacionado con el general Juan Bautista Arismendi, cuando liderando un combate el 25 de julio de 1816, en “El Mamey” recibió un balazo en el pecho de uno de sus contrincantes, impactando en la medalla de oro colgada en su cuello, cuya protección lo libró de la muerte. José Joaquín Salazar Franco -Cheguaco- (1991) en su libro El General Juan Bautista Arismendi. Historia y leyendas lo refiere así: “El Gral. Juan Bautista Arismendi dirigiendo en persona una de esas batallas que le dieron renombre y lo llenaron de gloria en la guerra de Independencia, fue disparado, casi a quemarropa, por un soldado enemigo, en el sitio conocido como «El Mamey, yendo la bala a chocar directamente contra una Medalla de la Virgen del Valle, que el General nunca desamparaba, lo que impidió que le perforaran el cuerpo al General y le ocasionara la muerte. (…) Se dice, que desde entonces la medalla y la bala de Arismendi empezaron a formar parte de la historia popular como un milagro de la Virgen.” [1]

El otro milagro está relacionado con esa Santa presencia en la icónica Batalla de Matasiete librada en las inmediaciones de la Ciudad de La Asunción el 31 de julio de 1817, cuando un reducido grupo de patriotas, acaudillados por el coronel Francisco Esteban Gómez derrotó de manera contundente al veterano ejército español comandado por el mariscal Pablo Morillo, afirmando esos guerreros nativos haber presenciado la intervención de la Virgen del Valle en esa contienda. Asombroso suceso reproducido por Heraclio Alfonso Narváez en su obra El Paraíso del Caribe, así: “En las filas de los margariteños hay una mujer que alienta a los soldados: les habla con ternura; les brinda pan y agua, y les cura las heridas. Al terminar la acción, indispensable es expresarle la gratitud por todo cuanto ha hecho; la buscan afanosamente por todas partes, y no la encuentran. Entonces los soldados exclaman, convencidos: «Es la Virgen del Valle[2]

Así mismo, José Joaquín Salazar Franco -Cheguaco- en  su libro El general Francisco Esteban Gómez  en la memoria del pueblo sobre esa indicada Batalla de Matasiete resalta como ese líder y héroe margariteño con la gran reverencia a su fe en la Virgen del Valle arengaba a su tropas, así: “a la carga patriotas con todo lo que tengamos, que el triunfo es nuestro porque esa extraña mujer que estamos viendo desde la mañana entre nosotros, no es otra sino la Virgen del Valle que personalmente ha venido a presenciar la liberación de su tierra y no podemos desengañarla[3]

Rememorando el tiempo, cuando se perdió  la Segunda República -1813-1814- siendo  la Provincia de Margarita la única región venezolana donde se mantenía blandiendo la bandera tricolor de Venezuela. Y entronado nuevamente Fernando VII como rey de España, decidió aplacar las insurrecciones de esas colonias ultramarinas, enviando con ese objetivo a un poderoso contingente militar al mando del  mariscal de campo Pablo Morillo como “El Pacificador.” Iniciándose ese Plan por esta insularidad a la cual arribó el 7 de abril de 1815, por el puerto de Pampatar, cuya supremacía bélica imposibilitaba a los locales defenderla.  Y ante ello, a los fines de evitar muertes y destrucciones innecesarias, se firmó el 11 de abril de 1815, una conveniente “Capitulación Honorable” entre  las Autoridades del  Gobierno Político de la Provincia de Margarita en favor de esa representación del Reino de España, en cuyo acuerdo se indultaron los lideres rebeldes, entre otros a: Juan Bautista Arismendi; quedando encargado finalmente de la gobernación de Margarita el español, don Joaquín Urreiztieta, quien  mantuvo un riguroso plan de espionaje y persecución sobre los insurrectos, prohibiéndoles salir de esa jurisdicción.

Ante la paz lograda, la bandera tricolor de la República fue sustituida por la de España izada en los fuerte y los espacio gubernamentales, dedicándose los vencedores a inspeccionar el territorio insular, percatándose que en el Santuario del Valle había objetos de gran valor como: joyas, coronas y otros  obsequio de oro, lo cual informado a Pablo Morillo, ordenó de inmediato su apropiación para destinar ese tesoro a cubrir los gastos de la guerra, que debía librar en otras regiones del País. En esa oportunidad esos adversarios no se llevaron la esfinge de la Virgen del Valle sólo la despojaron de los obsequios y las ofrendas de sus devotos.

 

Concluida su misión en la Provincia de Margarita, “El Pacificador” se embarcó en el puerto de Pampatar rumbo a la zona capital de Caracas en el navío San Pedro Alcántara junto con el botín hurtado a la Virgen del Valle y el 25 de abril de ese año de 1815, en el curso de esa navegación pasado frente a la isla de Coche, el buque se incendió quedando el casco y el tesoro mariano sumergido en las profundidades marinas. Al tener conocimiento de este naufragio, el pueblo exclamó: “Es un castigo por el sacrilegio; la Virgen es poderosa.”[4] Así lo resumió el Hermano Nectario María en su libro La Virgen del Valle de Margarita, Un Gran Santuario Mariano de Venezuela.

En otra circunstancia, en la madrugada del 9 de marzo de 1816, el componente militar español pretendió secuestrar la efigie de la Virgen del Valle como retaliación al asalto patriota sobre el parapeto fortificado que resguardaba la  entrada a Pampatar, cuyo fracasado objetivo obligó a sus atacantes a retirarse, dirigiéndose en su huida al valle del Espíritu Santo, donde pernoctaron bajo el acobijo de los lugareños y con el conocimiento de ser perseguidos, lo abandonaron al día siguiente, a cuyo escaso tiempo llegaron el castrense español Joaquín Somosa y sus adláteres, por orden del general de brigada Juan Bautista Pardo, cuya escapada de sus perseguidos les generó un inaudito odio hacia esos indefenso coterráneos. Así lo señala el Hermano Nectario María en su citada obra La Virgen del Valle de Margarita Un Gran Santuario Mariano de Venezuela, así: “Somosa «saquea la población; quema sin piedad; persigue encarnizadamente: ni los niños se salvan de su furia; pero abandona el pueblo decepcionado. No logra encontrar lo que busca para saciar su venganza: la Virgen del Valle». Doña Luisa Carrasco la tenía oculta en lugar muy seguro.”[5]

Y en el libro Historia de Margarita de Francisco Javier Yanes relata esa atroz incursión ordenada por Pardo y cumplida por Somosa, así: “…don Joaquín Somosa, quien asaltó el lugar el amanecer del día 10, y no encontrando allí sino personas inertes, ejecutó en ellas, y en la población, las ordenes que había recibido, dejando señales de indestructibles del día10 de marzo para los hijos de los hijos de los que viven, de los que son, han sido y serán los españoles en Margarita.[6]

 

En consecuencia,  el mando español ordenó cercar todos los caminos adyacentes a esa Basílica a los fines de frustrar la salida de esa Sagrada Imagen de ese Valle. Pero Luisa por medio de intermediarios había recibido del futuro héroe de la Batalla de Matasiete, Francisco Esteban Gómez, sacristán de la iglesia de Santa Ana del Norte, un minucioso plan de acción. Llegada la fecha fijada para iniciar su misión, acompañada de dos amigas,   amparadas por una incuestionable fe mariana y la esencia del arrojo de las mujeres margariteñas, emprendieron su riesgoso camino, en cuya vía ella fue requisada minuciosamente por tan desalmados malhechores. Pero por razones inexplicables, como son todas las intervenciones de La Virgen del Valle, el bulto de tan divina figura y su corona, amarradas a su cuerpo no pudieron ser detectados por esa soldadesca.  El Hermano Nectario María, (1960) en su antedicho libro Un Gran Santuario Mariano de Venezuela La Virgen del Valle, indica: “… a pesar de ser escrupulosamente registradas, no pudieron dar con la corona, la cual, aunque algo grande, se la había atado al cuerpo la Señora Carrasco».[7]

Disponible: https://www.google.com.

Luisa después de haber logrado superar con gran habilidad todas las barreras apostadas en las salidas del Valle del Espíritu Santo y sus zonas adyacentes, se desplazó junto con esas dos compañeras, por la montaña de la «Palma Real» hasta «El Maco», luego a “Pedregales” y, sin mayor percance llegaron a Santa Ana del Norte» donde la esperaba Francisco Esteban Gómez para darle buen resguardo a esa consagrada Virgen, la cual permaneció en esa comarca hasta sellarse definitivamente la Independencia de la Provincia de Margarita.  Apuntes tomados del libro La Virgen del Valle, Su Historia y  Sus Leyendas de José Joaquín Salazar Franco.[8]

 

El español Pablo Morillo despechado por las derrotas sufridas por los estoicos “criollos margariteños” que tanto despreciaba, de manera rencorosa los catalogó como: “…rebeldes de la canalla más atroz y desalmada de la isla, los que defendían, hombres feroces y crueles, famosos y nombrados entre los piratas de las flecheras, el terror de las costas de Venezuela, y facinerosos, que cada uno contaba muchos asesinatos y estaban acostumbrados a mirar la vida y la existencia con mayor desprecio. Estos malvados llenos de rabia y de orgullo, con su primera ventaja en la defensa, parecía cada uno de ellos un tigre, y se presentaban al fuego y las bayonetas con una animosidad de que no hay ejemplo en las mejores tropas del mundo.”[9] Así lo reproduce Mariano de Briceño (1885) en Historia de la Isla de Margarita. Biografías del General Juan B. Arismendi y de la Señora Luisa Cáceres de Arismendi.

El general en jefe Simón Bolívar cuando arribo a Juangriego  el 3 de mayo de 1816  en su primera expedición de Haití procedente de Los Cayos de San Luis, coincidió en Santa Ana del Norte con el resguardo de la Virgen del Valle y, así lo apunta, Leopoldo Espinoza Prieto (2012)  en el Libro  de  Oro  de  la  Virgen  del  Valle, así: “Por lo que el 6 de mayo cuando el Libertador Simón Bolívar se reunió en la iglesia de Santa Ana y decreta el inicio de la tercera república la imagen de Nuestra Señora del Valle estaba en Santa Ana.”[10]

Simón Bolívar, después de haber cumplido los planes del día, compartiendo un rato de ocio en su hospedaje de Santa Ana con los oficiales y la tropa insular, los escucho detenidamente sobre su exacerbada alabanzas a los portentos de la Virgen del Valle,  quienes le manifestaban que antes de iniciar sus encuentros con los adversarios, se acogían bajo ese amparo donde quiera que las vicisitudes de la guerra los enviara. Narrándole con gran vehemencia sus increíbles anécdotas, historias y milagros. Intrigado por esos notablemente portentos los consideró en parte algo exagerados. Pero después de vivir una experiencia inusual, cuando descansando en la habitación ocupada en esa localidad, se percató que una notable sombra rondaba por el entorno de su aposento, cuyo luminosidad se asemejaba a lo descrito por los fieles margariteños sobre la forma divina como esa devoción se hacía presente. Sus dudas sobre ese particular lo conllevaron a reflexionar, solicitándole a Juan Bautista Arismendi lo llevara ante la presencia de tan ponderada vocación. Petición, complacida de inmediato y cuyo particular es relatado por José Joaquín Salazar Franco, -Cheguaco- (1991) en su obra El General Juan Bautista Arismendi- Historias y Leyendas, de la manera siguiente: “El Libertador se limitó a observar a la imagen con gran detenimiento, y a decirle a los que le acompañaban: «ahora sí creo que esta Virgen es más milagrosa que lo que ustedes se imaginan.”[11]

No es menos cierto, que esta loable mujer, Luisa Carrasco Cedeño, de humilde apariencia y de inmensurable grandeza espiritual, también derrotó a los despiadados enemigos de la Patria, cuyo indigno proceder como oscuro personajes pretendieron quebrantarles a los creyentes de la “Virgen del Valle su “Imaginario Mariano” a quienes protegía de manera incuestionablemente como “Madre Amorosa y Bondadosa” y en los tiempos abordados del batallar de la “Guerra de Independencia” no dejo de acompañarlos como la “Virgen Patriota”, la “Virgen Guerrera.” Porqué ella, fue el gran personaje de grandes aconteceres como la Patrona celestial de los anhelos y esperanzas de un pueblo fiel a sus querencias, que bajo su confianza les permitió en definitiva alcanzar los objetivos de su lucha, librar a la Provincia de Margarita del despotismo del colonialismo de España y coadyuvar en la implementación de la República de una Venezuela soberana, libre e independiente del dominio extranjero. Y alcanzada esas etapas Luisa continúo con su noble misión, instruir a los niños de su entorno nativo e inculcarles el culto de nuestra excelsa patrona, la Virgen del Valle.

La proeza de Luisa Carrasco Cedeño debe ser incluida como una microhistoria en los anales de esa convulsionada etapa, que, si bien no fue una heroína involucrada como un agente activo en los avatares de esos tiempos difíciles, no por ello, su hazaña carece de méritos para ser reconocida con mayor ponderación. Porqué, también desde su modesta trinchera enfrento al déspota forastero, exponiéndose a sufrir atroces derivaciones. Y con gran relevancia como una adalid con una inusitada valía resguardó el busto de nuestra consagrada “Señora de la Natividad del Valle del Espíritu Santo” lo más preciado del fervor mariano de esta Región Insular y de variadas Regiones del País; así como de los autóctonos Guaiquerí que la distinguen como su “Reina”; aclamada también  por los pescadores como la “Virgen Marinera”, “la más tierna y dulce de las madres siempre  invocada antes de zarpar o lanzar la red  y, de sus variados Patronazgos entre otros: la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la Universidad de Oriente -UDO-. Por todo ello, LAS MUJERES TIENEN UNA HISTORIA QUE CONTAR…

[1] SALAZAR FRANCO, José Joaquín -Cheguaco- (1991) El General Juan Bautista Arismendi. Historia y leyendas  en el aparte La Medalla de Arismendi. Tacarigua de Margarita: Editado: Imprenta Oficial del Estado Nueva Esparta. Fondo Editorial Gabriel Bracho Montiel. Dedicado A FEDECENE en su 25° Aniversario. Primera Edición. P.18.

[2] NARVÁEZ ALFONSO, Heraclio. El Paraíso del Caribe (1959) Caracas, Venezuela: Ediciones Paraguachoa S.A.  P. 98.

[3] SALAZAR FRANCO, José Joaquín Salazar -Cheguaco- (1984) El general Francisco Esteban Gómez  en la memoria del pueblo, aparte La Virgen del Valle en La Batalla de Matasiete. Tacarigua de Margarita: Colección Bicentenaria Francisco Esteban Gómez. P. 23.

[4] NECTARIO MARÍA, Hno. (1966) La Virgen del Valle de Margarita Un Gran Santuario Mariano de Venezuela. Caracas, Venezuela: Impreso: Talleres Gráficos del Congreso de La República. Tercera edición, Edición homenaje del Senado de la República de Venezuela en los 75 años de la coronación canónica y consagración de la Virgen del Valle como Patrona del Oriente venezolano. P. 130.

[5] Ibid. Pp. 131 y 132.

[6] YANES, Francisco Javier (2008) Historia de Margarita. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana. Colección Historias. P. 55.

[7] Ibid.  P. 131

[8] SALAZAR FRANCO,  José Joaquín -Cheguaco- (1983) La Virgen del Valle, Su Historia y Sus Leyendas, Aparte La Virgen del Valle de la Margarita. Tacarigua de Margarita. Editorial : Concejo Municipal del Distrito Mariño del estado Nueva Esparta. P. 61.

[9] BRICEÑO, Mariano de (1885) Historia de la Isla de Margarita. Biografías del General Juan B. Arismendi y de la Señora Luisa Cáceres de Arismendi. Segunda edición. Caracas: Imprenta El Monitor. P. 145.

[10] ESPINOZA PRIETO, Leopoldo (2012)  -Compilador- Libro de Oro de la Virgen del Valle. Caracas: editado por el Ministerio del Poder Popular para la Defensa. P. 154..

[11] SALAZAR FRANCO, José Joaquín. -Cheguaco- (1991) El General Juan Bautista Arismendi- Historias y Leyendas, Aparte La Virgen del Valle. Primera Edición. La Asunción, estado Nueva Esparta: Fondo Editorial Gabriel Bracho Montiel. Dedicado A FEDECENE en sus 25° Aniversario. Editado: Imprenta Oficial del estado Nueva Esparta. P. 15

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