De los episodios históricos más estudiados, según la opinión generalizada está la de la expedición de Omagua o la búsqueda de El Dorado y entre los personajes más tremendos de la historia se halla Lope de Aguirre, conocido como el tirano, el loco, el peregrino, el traidor, la ira de Dios, el príncipe de la libertad, el desnaturalizado, quien permanece en el imaginario popular margariteño. La historia, la mitología y la literatura inspirada sobre el conquistador español, su flamante estatua de bronce en el Museo Nueva Cádiz (erigida en La Asunción durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez) mantiene la leyenda del tirano en la Isla de Margarita, Borburata y Barquisimeto. Para la concepción occidental y para el cristianismo, Lope no es más que una representación infernal que se rebeló contra Dios y los poderes constituidos. Su nombre será siempre sinónimo de todo lo satánico, maquiavélico, sombrío y perverso, el gran asolador de las tierras americanas. ¿En realidad lo fue? Simón Bolívar, nuestro Libertador, lo consideró como un precursor de la independencia americana, a raíz de la famosa epístola que Lope le enviara al Rey Felipe II, “ El libertador ordenó a uno de sus edecanes, en la tarde del 18 de septiembre de 1821, que copiase íntegramente la carta de desafío que Lope de Aguirre escribió a Felipe II desde Venezuela en 1561 (…) y fuese publicada de inmediato en el Correo Nacional de Maracaibo”. Miguel Otero Silva, Lope de Aguirre. Príncipe de la Libertad (pág 251). Mariano Talavera, periodista clerical del momento, desobedeció las órdenes del General Bolívar.
Los biógrafos de Lope señalan la fecha de su nacimiento de 1511 a 1516 en Araoz, Oñate en la provincia de Guipúzcua, España. Lo que sí resulta de una total verosimilitud es que el 27 de octubre de 1561, su cuerpo fue descuartizado en Barquisimeto, Venezuela por dos de sus propios marañones:“Cortáronle la cabeza, la cual llevaron à Tocuyo (…) donde la pusieron en el rollo, donde estará en memoria de su tiranía hasta que el tiempo la consuma, y aun después habían de poner otra de bronce (…)”, Crónica de Toribio de Ortiguera. Francisco Vásquez en su Jornada de Omagua, dice que la mano derecha de Aguirre fue llevada a la ciudad de Mérida y la izquierda a Nueva Valencia, “cómo si fueran reliquias de un santo”, y el resto de su cuerpo fue arrojado a los perros del pueblo. La sociedad “Amigos de Lope de Aguirre” y un grupo de investigadores del país vasco homenajearon a Lope en el IV Centenario de su descuartizamiento con el libro: La Academia Errante, Lope Descuartizado, Colección Auñamendi, San Sebastián, España, 1963. Cuenta la leyenda que los hombres eran descuartizados para que no resucitaran.
Sor Elena Salazar
Escritora
Excelente
Amiga Sor Elena, muy bueno este trabajo tuyo sobre Lope de Aguirre, el oñatiense, el loco pinto peregrino. Es lección bien escrita, apasionante y pedagógica. Sobre el tema vale la pena casi desandar el camino, por sus aristas. Gracias por permitir leerlo.