Pedro González Silva

El jueves 22 de septiembre a las 9:05 de la noche, entra el Sol a Libra, y comienza un ciclo muy especial, cargado de fuertes e intensas energías espirituales, que marcan la segunda mitad del año astrológico y la llegada del equinoccio de otoño.

Independientemente de que en el sur del planeta llegue la primavera y en el norte es que se manifiesta el otoño desde el punto de vista climático, desde la perspectiva energética, astrológica y psicológica, la influencia otoñal abarca a todo el planeta.

Se trata de una influencia espiritual cuyo significado tiene que ver con aprender a equilibrar las energías de nuestro yo personal, nuestro ego, con las del resto de la humanidad; este ciclo es propicio para lograr ese equilibrio, ese centro, entre las necesidades de nuestra individualidad y las del colectivo.

Desde un punto de vista más espiritual, este equilibrio tiene que ver con nuestra vida mundana y los impulsos de nuestro ego, y el aprendizaje que debemos vivir para conectarnos con el todo universal.

Precisamente, cuando emprendemos una meta de crecimiento espiritual, nuestro ego debe reducirse para dar paso a una realidad que está más allá de los sentidos, y así poder vivir con la conciencia de que realmente hay una energía en común para toda la humanidad, que se expresa de forma individualizada en cada uno de nosotros.

Las energías de Libra nos recuerdan que alcanzar el equilibrio no es fácil, que el centro de la balanza es el área de mayor poder, que si fortalecemos ese centro, lograremos el equilibrio; es tiempo `por tanto, de aprender a centrarnos y mantener estable la balanza, ello nos dará paz, armonía, claridad mental y relaciones llenas de amor y justicia.

El Sol en Libra pierde sus cualidades esenciales y se coloca en una posición que astrológicamente se llama “caída”, y que indica que el ego, el centro de nosotros mismos, se debilita en este tiempo, para poder sintonizarnos con todo aquello que nos rodea desde una perspectiva igualitaria, armónica e integrada.

El tiempo de Libra es ideal para fortalecer relaciones con las demás personas, de equilibrar la balanza y que nuestros deseos personales no vayan en perjuicio de los otros; es momento de recordar que nuestros derechos terminan donde empiezan los de nuestros semejantes, y es bueno reflexionar sobre el hecho de que en nuestras vidas, las cosas que necesitamos, dependen de otros seres humanos, y que solos no podemos funcionar en este mundo.

La fecha de Libra es un tiempo iniciático, es un ciclo donde los que siguen el camino espiritual hacen rituales para alcanzar grados más elevados de Maestría; es un tiempo donde se activa el chakra “anahata”, el punto energético que se asocia al corazón, a los sentimientos, a nuestro sistema inmunológico, pues de nuestro equilibrio emocional depende en gran medida nuestra salud.

La consciencia que debemos desarrollar sobre todas las cosas que tenemos y a las que podemos acceder gracias a las demás personas, nos llevará a entender que más tendremos, más recibiremos, cuando mayor sea nuestra capacidad y disposición de dar.

En este sentido, el influjo presente en este período es propicio para que tomemos consciencia de nuestra misión en esta vida en relación con los demás: qué podemos ofrecer, en qué podemos ayudar, qué cosa sabemos hacer que sea útil a los demás, es tiempo de dar, no de esperar a ver qué nos dan.

Y cuando decimos “dar”, no nos referimos a limosnas o regalos, nos referimos a que todos tenemos algo que ofrecer, algo que sabemos hacer y que es útil a los demás, y tomando consciencia de esto, realizando con amor nuestra labor, lograremos equilibrar nuestras relaciones, armonizarnos en nuestras relaciones humanas y también con nosotros mismos.

Casi a la vez que el Sol entra a Libra, viene Mercurio retrocediendo para pasar a Virgo, y se “cruzan”; el astro de la comunicación en su movimiento retrógrado ha causado cierta alteración, descentrando las energías de Libra, pero saldrá de este signo cerca del momento en que el Sol con su energía esencial active las mejores cualidades libranas, favoreciendo el que podamos centrarnos y lograr el equilibrio.

El 25 se dará la Luna Nueva, el Sol y la Luna coinciden el Libra, favoreciendo la claridad y potencia de nuestra mente, lo que nos permitirá visualizar y poner la atención con fuerza en algo que represente un poderoso anhelo y que esté alineado con la cualidades de armonía, paz y amor del signo de la balanza.

El hecho de que haya seis planetas retrocediendo, favorece que desarrollemos el poder de nuestra introspección, nuestra fuerza interna, poniendo el foco de atención en ese centro que mantiene el equilibrio, para que nuestros deseos sean concedidos en justicia, sin perjudicar a otras personas.

Ilustración: Pedro González Rondón

http://galeriapetrograph.blogspot.com/

Consultas y cursos de Astrología: +58 4148206763

Instagram: @gea_instituto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *